En esta pesatña quiero presentaros una escuela de aprendizaje on-line donde compartir con todos ustedes artículos de interés, noticias relacionadas con la educación, consejos sobre el proceso enseñanza aprendizaje de sus hijos/as, actividades para mejorar la atención/lectura,...con la finalidad de implicar directamente a las familias con la escuela (más todavía si cabe y es posible).
La metodología y funcionamiento de esta escuela será compartir con ustedes un artículo al mes (aproximadamente) y comentarlos en las tutorías individuales que mantengamos para que exista un feedback y respuesta por ambas partes si lo desean. Espero que sea de gran utilidad y les resulte de interés.
GRUPOS DE WHASAPP
Podemos trabajar en equipo, juntos podemos hacer que el trabajo de la escuela se vea reforzado por las familias y viceversa. hagamos unión y "piña".
Cerramos esta página hasta el próximo curso con otro artículo para la reflexión, valoración y educación de nuestros alumnos:
«El niño ha de aprender que no puede tener todo lo que quiere»
Una psicóloga da las claves para ayudar a los menores a manejar su frustración
Los niños que no toleran la frustración puede convertirse en adultos infelices e insatisfechos, con dificultades para manejar los inconvenientes de la vida, con problemas de agresividad, así como para respetar los límites. Y es que, explica desde el Colegio de Psicólogos, la profesional Eugenia Piñero, «intentando evitar a los niños el sufrimiento a toda costa, estamos evitando que se enfrenten a frustraciones cotidianas, que muy probablemente antes o después tendrán que afrontar. Tendemos a sobreprotegerlos y de esta forma estamos limitando su capacidad de aprender, de resolver problemas de forma autónoma e independiente y de enfrentarse a la realidad, retrasando lo inevitable, ya que es poco probable que nunca tengamos ningún problema en la vida».
«El niño ha de aprender que no puede tener todo lo que quiere», ha hecho hincapié en declaraciones a Ep. Como adultos, tendremos en cuenta la edad, ya que es normal que un menor de tres años responda con una rabieta ante una negativa, pero ante ellas, «debemos ayudarles a manejar su frustración y que sean capaces de expresarla en palabras, entendiendo que una rabieta no es la forma adecuada de conseguir lo que pretenden». De esta forma, aprenden de la herramienta fundamental del diálogo para resolver problemas.
Pero «si las rabietas no se corrigen pueden mantenerse en el tiempo y transformarse», es decir, «que en un niño de ocho años se traduce en que éste hablará mal y puede llegar a amenazar e insultar a los padres», ha advertido.
En caso de aumentar la exigencia, pueden convertirse en ser niños muy exigentes, que quieren las cosas ya, y que las piden de forma déspota. Pueden desarrollar también un exceso de apego a lo material, no valorando lo que tienen y con un pensamiento bastante rígido, no valorando otras opciones, además de poco tolerantes, ha añadido la psicóloga.
Con lo que el niño que no aprende a gestionar la frustración, podrá ser en el futuro un adulto con problemas de insatisfacción, «con problemas para respetar límites; además de personas infelices, frustradas, con dificultades para manejar los inconvenientes de la vida desde los más cotidianos a otros más complejos».
Para incidir en la idea de que no es bueno emocionalmente darles todo y a costa de lo que sea, «no hay que darles todo ni quitarles todos los problemas», los niños «no pueden vivir en una burbuja».
Cómo resolver una rabieta
Un niño que siempre consigue todo lo que quiere, puede que se convierta en un adulto descontento con la vida, que no siempre nos da lo que queremos, y pueden pensar que «la vida es muy injusta», ha hecho hincapié la experta. A veces, los niños aprenden que la rabieta es una forma de conseguir cosas rápido.
Ante las rabietas, aconseja primero intentar calmar al niño, «el contacto físico cuando son pequeños les ayuda a relajarse, como un abrazo» e insistirle en que «cuando esté tranquilo, se hablará con él y recibirá toda nuestra atención». Una vez que el menor se va relajando, podemos irnos acercando y prestar atención a su comportamiento tranquilo.
Aunque la recomendación por excelencia, ha apostillado Piñero, «es hablar con ellos desde pequeños», preguntarles por qué se han enfadado, que sean ellos los que tengan que razonar, y ayudarles en la búsqueda de alternativas, que se le haga pensar el por qué de su enfado y qué alternativas tiene para resolverlo de una forma adecuada.
Hay que ser pacientes, el niño ante una rabieta, —un enojo grande y violento que se muestra con llantos, gritos, gestos o irritación muy visibles—, puede incluso pegar o pegarse, «y tenemos que entender estas rabietas como una forma de exteriorizar el malestar emocional que no saben o no pueden expresar de otra manera».
Hay que ayudarles a que aprendan a gestionar la frustración de la manera adecuada, «a través de la comunicación, cambiando el foco de atención» relajándose, respirando, el fin es que «comprendan que hay más alternativas además de la rabieta».
A su juicio, como forma de prevención de la sobreprotección y las frustraciones, «es fundamental que el pequeño asuma responsabilidades acordes a su edad», que coman solos, que se ensucien, que experimenten, pues «crear dependencia hacia los adultos para hacer cosas que son capaces de hacer ellos, no les viene bien. Hay que dejar que sean autónomos y autosuficientes, fomentar esa independencia, animándolos, por ejemplo, a que se vistan solos», y «premiarles mucho» ayudándoles a tener una sana autoestima.
Al respecto, la psicóloga aclara que premiar es premiar, dar muestras de cariño como un beso, un abrazo, chocar la mano, expresarles lo orgullosos que estamos de ellos «no siempre hay que premiar con juguetes o caprichos, ya que el premio emocional supone más ventajas y es algo en lo que no deberíamos escatimar».
La frustración se acentúa si el mensaje no es claro
También repercute que las pautas de los padres y tutores sean diferentes, «que el estilo de un padre y una madre sea distinto», es un riesgo y es necesario la concordancia entre ambos, «que pongan en común cómo resolver los problemas», es fundamental, ha finalizado, «que los padres vayan en consonancia y trabajen en equipo para la educación de sus hijos».
Sigamos reflexionado sobre la educación de nuestros hijos/as ya alumnos/as. Os dejo este artículo del periódico El Mundo.
http://www.elmundo.es/papel/todologia/2017/01/11/5874d407268e3e6f3a8b45bc.htmlNiños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita'
¿Mimamos demasiado a los pequeños? Una nueva ola de expertos aboga por endurecer su carácter.
Suma escolar: padres que llevan la mochila al niño hasta la puerta del colegio + padres que piden que no se premie a los mejores de la clase porque los demás pueden traumatizarse + padres que le hacen los deberes a los niños que previamente han consultado en los grupos de WhatsApp = niños blanditos, hiperprotegidos y poco resolutivos.
Cuenta Eva Millet, la autora de Hiperpaternidad (Ed. Plataforma), que ya hay niños que, al caerse, no se levantan: esperan esa mano siempre atenta que tirará de ellos. En ciertos colegios han empezado a tomar nota. Y, en algunos países, el carácter ya forma parte del debate sobre la Educación.
Esto no es la nueva pedagogía. Gregorio Luri, filósofo y autor del libro Mejor Educados (Ed. Ariel), suele recordar que la educación del carácter es tan tradicional en ciertos colegios británicos como para que haya llegado a nuestros días una frase atribuida al Duque de Welington: «La batalla de Waterloo se empezó a ganar en los campos de deporte de Eton». En los campos de Waterloo o en las canchas del mítico colegio inglés, cuna del establishment, ningún niño esperaba que le levantaran si podía solo.
En España, se habla de «educación en valores», pero puede que no sea lo mismo. El carácter se entiende como echarle valor, coraje, actuar en consecuencia cuando se sabe lo que está bien o está mal, no limitarse a indignarse. Como dice Luri, «ahora mismo en España les fomentamos la náusea en lugar del apetito». En su opinión, los niños de ahora saben cuándo se tienen que sentir mal ante determinadas conductas, pero educar el carácter es animarles a dar un paso, a ser ejemplo, a que sus valores pasen a la acción. Si están acosando a un niño, no callarse y protegerle. Decir no a la presión del grupo.
El carácter ha vuelto cuando se ha sido consciente de que podríamos estar criando a una oleada de niños demasiado blanditos. Con padres que se presentan a las revisiones de exámenes de sus hijos, que abuchean a los árbitros en los partidos y que han hecho el vacío a niños que no invitaban a sus retoños a los cumpleaños. «Yo he tenido a un chaval de 19 años que se me ha echado a llorar porque le suspendí un examen», cuenta Elvira Roca, profesora de instituto. «Le dije que no me diera el espectáculo. Vino su madre a verme y me dijo que había humillado a su hijo. Le tuve que decir que estaba siendo ella quien le humillaba a él».
COMO EN EL RUGBY
Nicky Morgan era ministra británica de Educación con David Cameron e hizo bandera de la educación del carácter. «Para mí, los rasgos del carácter son esas cualidades que nos engrandecen como personas: la resistencia, la habilidad para trabajar con otros, enseñar humildad mientras se disfruta del éxito y capacidad de recuperación en el fracaso», decía en su cruzada por extender ese tipo de educación, muy vinculada al rugby. Suena familiar. Suena a Si, el poema de Rudyard Kipling y su verso sobre la victoria y el fracaso, esos dos impostores a los que hay que tratar de igual forma, que figura en la entrada de la cancha principal de Wimbledon.
Alfonso Aguiló escribió Educar el carácter (Ed. Palabra) hace 25 años. No ha parado de reeditarse y traducirse desde entonces: «Tener buen carácter no significa estar todos cortados por el mismo patrón. Pero estoy seguro que casi todos nos pondríamos de acuerdo en que ser honrado, trabajador, generoso, justo, leal, empático, valiente, austero, recio y organizado son buenas cualidades». ¿Cómo se educa el carácter? No desde la teoría, desde luego. «La educación en valores es algo abstracto. Las virtudes son los valores integrados en la persona», explica.
Este veterano profesor confirma que tenemos ahora a generaciones de niños blanditos y no se escandaliza: «Son ciclos normales del desarrollo de una sociedad. Cuando una familia quiere que sus hijos no pasen las dificultades por las que sí pasaron ellos la sociedad se vuelve más cómoda, blanda, menos esforzada. Pasa también con los países». Según Aguiló, la educación del carácter no tiene que ver con el dinero y sí con el capital cultural de las familias, con el modo de transmitir cómo afrontar la vida: «He conocido a madres que limpiaban escaleras para que sus hijos llevaran unas zapatillas de marca y a gente de dinero que también los mimaba mucho».
En EEUU, la cadena de colegios KIPP, con tasas de éxito académico inéditas en las zonas donde se instalan, insisten en la educación del carácter como indispensable: «Trabaja duro. Sé amable», han resumido en los carteles enormes que decoran sus centros. En ese país, Angela Duckworth se ha convertido en la gurú del estudio de la personalidad. Tiene un laboratorio donde analiza qué rasgos hacen que los niños tengan éxito de mayores. Está tan ocupada que no da entrevistas, dice su equipo. Siempre cuenta que, pese a las buenas notas, su padre le decía que no se creyera especial. «La tendencia a mantener el interés y el esfuerzo para conseguir metas a largo plazo», la fuerza de voluntad, es el rasgo que, según Grit, su reciente best seller sobre el poder de la perseverancia, define a las personas con éxito. Ha trabajado en barrios marginales y ha estado en West Point, la academia militar de EEUU, analizando cómo eran los 1.200 cadetes que pasaban las durísimas pruebas iniciales. Niños a los que no levantaron del suelo cuando podían ellos solos
ABRIL
Por qué tu hijo debe jugar al ajedrez
http://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2017/02/19/58a6baf822601dc2158b4643.html
En cuanto a la primera obligación, pido que haga de notario virtual Garry Kaspárov, el posiblemente mejor jugador de todos los tiempos, que lidera una fundación que lleva su nombre para extender el ajedrez por escuelas de cuatro continentes. Para él no hay "ninguna actividad que influya tan positivamente en la mente de un niño", explica a ZEN. Un periodista especializado y un editor de una revista de ajedrez actúan de testigos y completan la plantilla para combatir a los escépticos, aquellos que ven este juego como una cosa rara, aburrida, de nerds vagos que no quieren ponerse de porteros en el partidillo que se juega a la hora del recreo.No soy padre. Tan sólo tengo el título de tío de Jorge y Nicolás (26 y 14 meses de vida, respectivamente). Juntos hemos redactado un contrato vinculante (ellos firman con mocos y balbuceos, yo doy mi palabra) por el que me comprometo a tres cosas en lo relativo a su educación sentimental. Si las cumplo, me perdonarán todas aquellas veces en las que no ejerza con decoro mi papel de tío. El contrato consta de tres obligaciones: 1) Enseñarles a jugar al ajedrez. 2) Ver juntos, cuando empiece su adolescencia de psicodramas hormonados y espinillas, la película 'Cuenta conmigo' para que aprendan lo importante que es tener buenos amigos y 3) En sus 15º cumpleaños recibirán un ejemplar de 'El conde de Montecristo', de Alejandro Dumas, con el fin de que descubran que hay aventuras grandiosas al margen de la PlayStation. Con eso creo que tendrán armas suficientes para pelear en la vida.
Inicios. "Aprendí a jugar a los seis años, mientras que Magnus Carlsen [campeón vigente] aprendió a los cinco. Ése es un buen periodo para empezar", recuerda Kaspárov. Mucha gente piensa que el ajedrez es algo muy complicado. Y eso es cierto. Tanto que ningún ordenador actual es capaz de jugar a la perfección, aunque sea capaz de derrotar al mejor ajedrecista humano (Kaspárov puede dar fe de ello). Cuando llegue la era de los ordenadores cuánticos, las máquinas serán infalibles y los humanos tendrán que jugar torneos aparte, casi de solteros contra casados porque los ajedrecistas de silicio estarán en una liga en la estratosfera del cálculo. Pero hablamos de ajedrez del máximo nivel. Afortunadamente, la diversión y el aprendizaje se estimulan sin dominar el tablero.
Para empezar basta con aprender a mover las piezas y conocer las reglas básicas. Esto solamente requiere unos cuantos minutos de atención. Si a su hijo le encantan los animales como a Jorge (que reconoce a un lémur, cosa de lo que su tío es incapaz), sustituya un alfil por un elefante y así irá avanzando. David Llada, periodista y autor del libro Ajedrez para padres y educadores (Anaya), da varias pistas: "Cuando un niño demuestra tener nociones espaciales básicas y entiende conceptos como adelante y atrás, o es capaz de realizar juegos por turnos, ya se le puede enseñar el movimiento de las piezas. Una prueba iniciática es el concepto de diagonal. Si lo entiende, está listo".
Más que en la edad, la clave está en el aprendizaje progresivo, muy simple de inicio pero que, enseguida, permite conocer las reglas, respetarlas y estimular una capacidad de concentración que, en los primeros años (¡y en la edad adulta!), es muy reducida.
Existen muchos estudios pedagógicos interesados en la relación entre ajedrez y docencia. Uno de los más sugestivos está basado en un experimento que duró casi cuatro años en una escuela de Trier (Alemania). La mitad de sus alumnos de primaria sustituyó una hora de clase de matemáticas por una de ajedrez. Al final del curso, los alumnos que habían aprendido este juego sacaron mejores notas en matemáticas, a pesar de haber perdido una hora lectiva semanal en esta asignatura respecto a sus compañeros. Lo cierto es que apóstoles de la historia del ajedrez como Anderssen, Steinitz, Lasker o Euwe eran matemáticos.INTELIGENCIA. Luis Fernández Siles, director de la revista de ajedrez Capakhine, dedicada a los niños y sus padres, considera que el ajedrez estimula la inteligencia en general. "Dependiendo de las características del niño, podrá desarrollarse en el área matemática, lingüística o tal vez sencillamente potencie su imaginación, creatividad y ayude a impulsar su faceta artística".
EMPATÍA. Sentarse para jugar en silencio puede parecer una congelación del desarrollo de la inteligencia emocional, pero no es así, al contrario. Pasar muchas horas delante de un rival da la oportunidad de conocerle, aprender de sus fortalezas y descubrir sus debilidades. ¿Se imaginan que después de un clásico Messi y Cristiano analizaran si en tal jugada se la tenían que haber pasado a un compañero en vez de chutar a puerta? Pues eso es lo que sucede en un campeonato de ajedrez. Y (casi siempre) civilizadamente.
VALORES. Kaspárov considera que el ajedrez es una plataforma fantástica para enseñar ideas y ética. "El jugador es el único responsable de su propio progreso. No hay forma de mejorar el ajedrez sin un análisis introspectivo. No hay lugar para el engaño y la mentira". Las reglas del ajedrez son inmutables y hay que jugar limpio.
HISTORIA. El ajedrez tiene una gran ventaja sobre el resto de los deportes: es viejo, muy viejo. Sus orígenes son difusos, si bien la teoría más aceptada es que nació en India hace unos 1.500 años. Su aprendizaje puede ayudar a los niños a relacionar hechos históricos cuando los estudien en la escuela. Averiguar cómo los árabes introdujeron el juego en Europa por la Península Ibérica, que la dama adquirió superpoderes en el Renacimiento o imaginar la Guerra Fría a través del enfrentamiento entre Bobby Fischer (EEUU) y Boris Spassky (URSS). Resulta fascinante saber que los mejores jugadores de la Historia estuvieron relacionados con los imperios dominadores de su época.
PADRES. Seguramente la mejor película realizada sobre ajedrez es 'En busca de Bobby Fischer', un ejemplo estupendo para ver cómo tienen que comportarse los progenitores, qué hacer y qué evitar. Muy recomendable, la verdad, especialmente si su hijo disputa torneos. El ajedrez requiere una gestión de la frustración. "Un buen lema es que en el ajedrez no se pierde: se gana o se aprende. Hay que convertir cada derrota en una lección", apunta David Llada. Para él la actitud más recomendable es que tanto padres como docentes se olviden de los aspectos competitivos o, al menos, no los exterioricen. Incluso alguien como Kaspárov ha perdido muchas partidas. Según el gran campeón ruso, cuando un niño tiene talento "los padres deben tener una mente abierta y una involucración profunda con los intereses". Lo dice alguien que reconoce que le debe todo a su madre, Clara, quien se volcó en su formación. Dejó su trabajo como ingeniera porque su único objetivo era que su hijo fuera campeón del mundo. Eso es presión. Kaspárov venció a Kárpov en un legendario enfrentamiento y se convirtió en el jugador más joven en poseer la corona del ajedrez.
TDAH. Se estima que entre el 4 y el 7% de los niños españoles sufre trastorno por déficit de atención con hiperactividad, lo que equivale a uno o dos por aula. Proyectos liderados por el Hospital Puerta de Hierro, el Club 64 Villalba (ambos en Madrid) y el club Magic Extremadura (Mérida) han puesto a España a la vanguardia en el empleo del ajedrez como complemento terapéutico. Además, al contrario que la medicación, carece de efectos secundarios. Fernández Siles ha tratado muchos aspectos en su revista relacionados con la mejora de las habilidades cognitivas y el control de la sobreexcitación: "Los padres de estos chavales se sorprenden mucho cuando ven que son capaces de concentrarse ante el tablero". Él mismo dio clases a un niño hiperactivo y fue testigo de sus avances. Estas terapias han logrado buenos resultados también en personas autistas y con Asperger.
DINERO. Una gran ventaja que tiene el ajedrez es que es un juego extremadamente barato. Su material, salvo que le guste tener unas piezas de marfil, es muy asequible y no tiene la logística de otros deportes que exigen una visita con touroperador al Decathlon. Otro aspecto a tener en cuenta es que no hay ningún deporte que se haya beneficiado tanto de las nuevas tecnologías. El acceso a información ajedrecística en internet es brutal, tan sólo hay que ver los tutoriales gratuitos que hay en YouTube. El vídeo ha sustituido a los farragosos manuales de antaño. Ordenadores y móviles cuentan con muchas apps que permiten no sólo enfrentarse con un programa sino competir contra jugadores de tu nivel, que estén al otro lado del mundo.
No sé si Jorge y Nicolás aprenderán antes a mover las piezas o a leer este artículo que hoy pasa a ser un anexo de nuestro contrato. Tal vez salgan corriendo cuando vean a su tío con un trozo de madera bicolor y unas figuras que no son de Playmobil un domingo cualquiera. Sólo espero que se acuerden de mí si dentro de unas décadas les pasa lo mismo con sus hijos o sobrinos. Eso será una buena señal.
MARZO
El tema sigue de actualidad y los artículos se suceden sobre la gestión de los grupos de whatsapp de familias en relación a un centro educativo.Espero que les sea de utilidad, interés y para reflexionar.
http://www.abc.es/familia/educacion/abci-hacer-y-no-grupo-whatsapp-padres-colegio-201702282049_noticia.html
Las fotos personales de las paellas del domingo, los goles de nuestro equipo favorito, los postres hechos en casa o el descuento de turno. ¿Dónde está el límite a la hora de enviar ciertos mensajes en los grupos de WhatsApp de padres del colegio? ¿Cómo podemos hacer un mejor uso de la herramienta sin caer en el absurdo? Es habitual que por cada hijo se formen grupos de clase, de extraescolares, cumpleaños, o festivales de fin de curso con el objeto de disponer de un canal de comunicación ágil que ayude a mantenerse informados sobre novedades e imprevistos. El chat sustituye a los corrillos de la puerta del colegio, y puede ser un medio muy eficaz para distribuir información importante en cuestión de segundos.
Entonces... ¿por qué tiene tan mala fama? Los problemas surgen, explica Guillermo Cánovas, director del Observatorio para la Promoción del Uso Saludable de la Tecnología: EducaLIKE, «cuando algunas familias hacen un uso inapropiado que puede derivar en distintos malentendidos, como sucede en no pocas ocasiones». Una de ellas, «y quizá la más habitual –prosigue–, es el bombardeo constante de mensajes sobre cuestiones poco relevantes o que solo afectan a algunos alumnos».
Bombardeo constante
Muchos padres, continua este experto, «se quejan de que al abrir los mensajes de grupo pueden encontrarse a veces con 100 o 200 mensajes sobre intendencia tipo “¿quién ha cogido el baby de mi hijo?” al que se suceden docenas de mensajes del tipo:“yo no” “yo tampoco” “luego lo miro” , “a mi me pasó el viernes”, “así que si alguien ha encontrado el de fulanito, que me lo deje en la mochila”, “¿has preguntado en conserjería?».
«Tienen cosas buenas, pero la mayoría de las conversaciones son de este tipo, que no son del todo informativas y están llenas de emoticonos de besitos y aplausos pero, sobre todo, el principal error que cometen los padres es el de sacar a sus hijos las castañas de fuego, preguntando por fechas de exámenes y deberes», remarca Eva Bailén, autora del libro «Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo».
Asumir responsabilidades
Es por este motivo por el que a muchos profesores tampoco les gusta el empleo que los padres hacen de los grupos de WhatsApp. «Mi padre no descolgó un teléfono jamás para preguntar cuáles eran mis deberes. Si al niño se le olvida su tarea, es su problema. Estamos eximiendo a los menores de sus responsabilidades», apunta el docente y autor de numerosos libros de educación Óscar González.
Este tipo de acciones a través de la herramienta de WhatsApp «nos llevan a la hiperprotección de los niños», añade Eva Millet, madre, periodista y autora del libro «Hiperpaternidad». «Pidiendo que manden una foto de la página de tareas al chat de clase nos convertimos en la agenda de nuestros hjos, en madre secretaria, en su asistente personal... y les hacemos flaco favor», advierte.
Así lo corrobora la psicóloga Silvia Álava, del centro de psicología Álava Reyes, para quien «la responsabilidad de lo que pasa en el colegio es del niño, que es quien debe saber cuáles son sus deberes, qué día son las excursiones, o cuándo tiene que llevar la flauta o el bocadillo». Esta cuestión es, a juicio de Álava, «más grave de lo que parece»: «Al final, con estos grupos de WhatsApp estamos haciendo niños especialmente cómodos, e impidiendo que aprendan a asumir las responsabilidades que les corresponden según su edad».
No es poco frecuente tampoco, señala Cánovas, que algunos de estos grupos se utilicen «para poner en común quejas, acusaciones o juicios de valor sobre personal del centro educativo, produciéndose en ocasiones verdaderos linchamientos virtuales, en lugar de utilizar los canales adecuados ya establecidos para cada situación». Sean profesores o no, utilizar el chat para atacar, discutir o agredir verbalmente a otro integrante es algo que, a juicio del policía Pere Cervantes, coautor junto con Oliver Tauste del libro «Tranki pap@s», no se debería hacer jamás «primero, porque podría ser constitutivo de delito, y segundo, porque el cara a cara todavía suele funcionar».
Abandonar el grupo
Ante situaciones como estas hay padres y madres (mayoritarias en estas lides) que optan por salirse de los grupos. «Deberíamos evitar juzgar a quien decida dejar de pertenecer al grupo. Todo el mundo puede tener motivos para salir de dichos chats en un momento dado, pero casi nunca su objetivo es molestar u ofender a los demás. Seguro que preferirían salir de forma discreta y sin hacer que nadie se sintiera mal, pero no pueden evitar que aparezca el dichoso mensajito de "fulanito" ha abandonado el grupo». aclara Cánovas. «En cualquier caso, no se peor madre o padre por esto», concluye Millet. Porque como dice B. D, madre de una niña en edad escolar, «yo no estoy en ninguno, y mi hija ha sacado súper buenas notas y tiene un montón de amigas».
O permanecer, con sentido común
Lo cierto es que sí hay muchos padres de nativos digitales interesados en esta herramienta, pero que no han recibido nunca formación sobre cómo utilizar correctamente los medios que la tecnología pone a nuestro alcance, lo que da lugar a la improvisación sobre la marcha. Pero para generar buen ambiente y que el grupo sea útil hay algo que según Guillermo Cánovas nunca falla: «El sentido común, y procurar que no se llene de mensajes que no interesan a la mayoría. Seamos constructivos y no olvidemos que los niños aprenden de la forma que sus padres se relacionan entre ellos y con el colegio».
http://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-teresa-rosillo-olvidado-decirles-ninos-padres-mandan-201702011609_noticia.html
Teresa Rosillo:Se nos ha olvidado decirles a los niños que los padres mandan
Esta psicóloga acaba de presentar el libro «Padres saludables» (Editorial Pirámide), donde explica las 20 competencias que debemos enseñar a nuestros hijos
«Es terrible ver cómo muchos niños de hoy no saben hacer nada... pero porque no se lo han enseñado en casa. Los padres quieren tener hijos perfectos pero se olvidan de formarles», asegura Teresa Rosillo, psicóloga psicoterapeuta, formadora en escuelas infantiles y autora de «Padres saludables» (Pirámide). En este libro Rosillo explica a los padres cómo ayudar a los niños a desarrollar todo su potencial para vivir de forma plena tanto en familia como en sociedad. El objetivo final: «Que los niños sean autónomos», concluye.
—Los tiempos han cambiado mucho, y la educación también. Pero cuanta más información tienen los padres en este sentido, más perdidos parecen...
—Estamos tan pendientes en aprender a educarles o de ofrecerles conocimientos que, al final, nos estamos olvidando de enseñarles valores. Los niños tienen que ser autónomos, tienen que compartir, saber respetar, compartir, ser generosos... pero esto hay que enseñárselo. El error está en decirles, más bien gritarles: «¡comparte!», cuando no les has enseñado previamente cómo hacerlo. Esto no se consigue con una frase, sino con un método, y además no se consigue de un día para otro.
—¿Por qué los padres fallamos en el objetivo principal de lograr que nuestros hijos sean autónomos?
—Por lo general, los niños están deseando ser autosuficientes. Pero muchos padres no quieren que sus hijos pasen etapas. Les gusta que los niños dependan de ellos. De hecho, les gusta tanto, que no ayudan al pequeño a crecer y luego lo justifican con las más diversas teorías. Hoy en día existe tanta información que siempre vas a encontrar una que case o esté acorde con tu pensamiento. Pero debajo de eso normalmente subyace un miedo del padre o la madre a que el niño deje de depender y les olvide. Miedo, de hecho, por un apego inseguro.
—Usted se refiere a esos padres que no se despegan como padres «chapa». ¿Cómo actúan?
—Suelen ser aquellos que están siempre presentes, que no se pueden separar de su prole. Aquellos que no dejan nunca de saber dónde está su hijo, que están constantemente encima, controlando, vigilando para que no se caigan, no se hagan daño... que llevan la fruta cortada en un tupper y en el parque la van pinchando y metiéndosela en la boca al niño mientras este se encuentra en el columpio. Por otro lado, se nos ha olvidado decirle al niño que los padres mandan, y a ser respetuosos. Se le puede dejar elegir entre plátano o naranja, pero tomar fruta no es opcional.
—¿Qué tipo de niños crean estos padres, «facilitadores» de todo?
—Niños que no se saben frustrar, que no toleran un error, que no tienen iniciativa por miedo a equivocarse, que no tienen capacidad para ponerse en el lugar del otro.. Pero tanto que se habla y que le preocupa a la gente la autoestima, tanto que se habla de inteligencia emocional, de conocerse a uno mismo... y la sociedad está creando verdaderos narcisos que no saben ponerse en la piel del de enfrente. Deberían saber que la autoestima pasa más bien por la autonomía, por saber hacer las cosas por uno mismo. Pero insisto, si un niño no sabe hacer las cosas él solito, si no sabe poner en práctica los recursos o herramientas fundamentales, al final esas competencias no se desarrollan.
—Nadie nace con la capacidad para ponerse en el lugar del otro. ¿Cómo se puede enseñar al niño a sentir o a pensar como lo harían otras personas?
—Como digo, hoy en día muchos padres creen que lo mejor para sus hijos es dárselo todo, estar siempre disponibles, dispuestos a satisfacer los deseos del menor. Pero en ocasiones, el ceder y sacrificarse sin límite por el niño, sin excepciones y por encima de todo, va creando una forma de relacionarse con el niño que tiene como consecuencia que éste no aprende a ponerse en el lugar de otra persona. No entiende que su madre un día esté cansada para leerle un cuento, o que no pueda cogerle en brazos cuando le duele la espalda. Por eso, cuando uno esté cansado, o le duela algo, debe decir que no puede hacer aquello que le están pidiendo.
Los padres también tienen que explicar lo que les pasa por la cabeza, no esperar a que los niños lo sepan sin más. Y contarles sus cosas: «Hoy me he enfadado en el trabajo con alguien», para que entienda que su padre ha tenido un mal día y que tiene vida fuera de lo que él ve... Es necesario enseñar día a día a nuestros hijos a ponerse en nuestro lugar (de una manera u otra, dependiendo de la edad del niño), para que entiendan que los padres tienen unos sentimientos, unas emociones propias, expectativas y deseos. Que también se cansan, que les duele el cuerpo y se enferman. Si el niño no comprende esto, nunca podrá salir de su egocentrismo natural y ver más allá de su camisa.
—Una de las primeras competencias de las que usted habla en su libro es el autoconocimiento. ¿Cómo podemos ayudarles en la aceptación de uno mismo?
—Verbalizando nosotros lo que les pasa a ellos, explicándoles en qué consisten ciertos síntomas físicos y validando sus emociones... Y haciendo algo que se nos olvida a menudo: Decirles que les queremos. Aunque uno crea que su hijo lo sabe, hágale que lo sepa. Dígale que está orgulloso de su compañía, que disfruta haciendo cosas con él, dele mimos, besos y caricias. No le etiquete, y por supuesto no le compare con hermanos o amigos. En definitiva, acéptele en su totalidad.
—La resistencia a la frustración es otra de las competencias que aparecen en su libro imprescindibles hoy en día. ¿Cómo podemos ayudarles a aceptar un «no» por respuesta... aunque les duela?
—En efecto, en la sociedad actual proliferan los menores con muy poca capacidad de frustración. Se trata de niños que toleran muy mal el «no» por respuesta, que buscan constantemente sentirse bien y gratificados y que no aguantan un minuto de desagrado ni de aburrimiento. Pero esto es por un motivo. Las familias de hoy en día tienen hijos normalmente muy deseados y poco tiempo para compartir con ellos. Como consecuencia de todo esto, estamos ante una generación de padres que no saben, no quieren o no pueden decir no a sus hijos, que no les frustran por miedo a sus reacciones. Pero estoy hay que cortarlo. Y es algo que tienen que tener muy claro los padres: No hay que tener miedo ni culpa por decir no a nuestros hijos. Su educación, su bienestar futuro y su felicidad dependen de eso. Eso sí, los límites que impongamos al niño deben ser lógicos y constantes, y no modificables en función del ambiente o del estado de ánimo del menor. Por ejemplo, no podemos decirle al niño que no puede tomar bebidas con cafeína porque es un niño y no es bueno para él, y al día siguiente, para que no se tire al suelo y se enfade delante de una amiga, darle a probar un poco. Otro error típico es dar órdenes pero con una expresión facial que dice lo contrario. Puede ayudar dar órdenes claras y directas, y exponer normas firmes que no dejen lugar a dudas...
—¿Qué opinión tiene de los grupos de WhatsApp del colegio, tan actuales en este momento, respecto a la competencia de la autonomía?
—En ocasiones pueden ayudar, pero también resultan peligrosos, en cuanto que es una forma de quitar al niño responsabilidad. Lo ideal es decirle al menor que es él quien tiene que ocuparse de su día a día. A base de ese trabajo al final se consigue que estén pendientes de lo suyo. Una buena fórmula podría ser dibujarles en algún lado una especie de horario para que ellos puedan mirar los días que les toca ropa deportiva, o uniforme, por ejemplo.
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/12/09/583324c746163f4b268b463b.html
"Un alumno aprende más en una hora de ajedrez que de ecuaciones"
El ajedrez sirve para mejorar la comprensión lectora y la capacidad matemática, según una investigación de la Universidad de Girona
En 2015, el Congreso aprobó, de forma unánime, una proposición no de ley para introducir el ajedrez como asignatura en los colegios
David Llada, autor de 'Ajedrez para padres y educadores' dice que este juego es "un idioma en sí mismo
El colegio Antonio Robinet, en Cantabria, se adelantó a ambas propuestas. En este centro educativo aprovechan el ajedrez como herramienta didáctica desde hace más de 20 años, explica a este diario el coordinador del proyecto, Pablo Prieto. Aunque no es el único colegio de la comunidad que lo hace, ya que la Consejería de Educación cántabra comenzó hace años a fomentarlo en los colegios de la región. Este juego ofrece a los docentes la oportunidad de "introducir contenidos de una manera lúdica según la edad del alumno". En las aulas de los más pequeños, por ejemplo, tienen fichas gigantes para hacer teatro o contar cuentos, y en las de primaria y secundaria los profesores tienen a mano un banco de recursos para todas las actividades que tengan cabida en sus clases.Que un niño consiga hacer un Jaque Mate antes que resolver una ecuación comienza a ser una realidad en algunas escuelas de nuestro país. Introducir el ajedrez como asignatura fue uno de los pocos asuntos sin discusión en el Parlamento y que concitó el acuerdo unánime de todos los partidos políticos. Lo consiguió en febrero del pasado año, cuando, en un Congreso de los Diputados menos colorido, todos los grupos parlamentarios aprobaron una proposición no de ley para incluir el ajedrez en el currículo educativo. La propuesta, que llegaba en sintonía con otra del Parlamento Europeo que recomendaba la introducción del ajedrez como asignatura, se diluyó entre las polémicas derivadas de la Ley Wert, las reválidas y laLomce, pero los hay que todavía optan por defender el ajedrez como una herramienta pedagógica.
"A los alumnos les gusta, para ellos es un juego", asegura este profesor, quien explica que entre el 30 y el 50% de los alumnos se apuntan a esta extraescolar que él mismo imparte. "Los alumnos sacan más provecho a una partida de ajedrez que a una hora de ecuaciones", afirma Prieto. Pero el ajedrez no tiene cabida sólo en una clase de matemáticas, "también ayuda a mejorar las competencias lingüísticas o la inteligencia emocional".
El ajedrez no entiende de barreras intergeneracionales, culturales, sociales o de sexo, "Es un idioma en sí mismo", avala el autor de Ajedrez para padres y educadores, David Llada. No es que sea la panacea: "Ante todo es un juego. Ni más ni menos", señala este ajedrecista en su libro. Este deporte mental no garantiza convertir a los niños en pequeños genios de la noche a la mañana y este libro tampoco puede asegurar que su hijo se convierta en el Kasparov de este juego, pero por medio de su práctica "un niño puede experimentar con las ideas, construir conceptos, expresar sentimientos y resolver problemas".
Sumergirse en los 64 escaques que conforman un tablero de ajedrez ayuda a valorar la habilidad, la preparación y la autocrítica porque en este juego no interviene la suerte, sostiene Llada, ya que, prosigue, "cuando un niño gana una partida tiene la sensación de haber logrado algo por sí mismo y no de 'haber tenido suerte'". El ajedrez ejercita la memoria a corto y largo plazo y la capacidad de cálculo defiendel autor de este libro, habilidades que hoy día corren el riesgo de "atrofiarse" y más cuando "todos llevamos una calculadora en nuestro inseparable smartphone", critica. Capacidades que, además, influyen en el desarrollo de las aptitudes matemáticas y de comprensión lectora, los dos ámbitos que más niños españoles suspenden según el informe Pisa.
"Ajedrez en la escuela"
La implantación del ajedrez en las escuelas en horario lectivo también ha sido probada en Cataluña. La iniciativa se bautizó bajo el nombre de "Escacs a l'Escola" y busca una fórmula flexible en las que los profesores puedan introducir el ajedrez dentro de sus materias, explica Carme Saurina, profesora de Estadística y Econometría de la Universitat de Girona, a este diario. Saurina es una de las investigadoras del Observatorio del Ajedrez creado en el seno de esta universidad y que busca implantar, junto a la Federación Catalana de Ajedrez, este juego en los colegios como herramienta pedagógica. En total, ya son más de 250 los colegios e institutos de Cataluña que han introducido el ajedrez como parte de sus asignaturas una hora cada semana o cada quince días.
La investigación que lleva a cabo esta universidad y cuya prueba piloto comenzó en el curso 2012-2013 ya ha obtenido sus primeros resultados. Acorde a los mismos, los alumnos en cuyas escuelas se aplicó esta herramienta pedagogica, mostraron una significativa mejora en sus capacidades matemáticas. "No es de extrañar", opina esta investigadora, "ya que un tablero de ajedrez es en sí una matriz matemática". Estos niños también experimentaron avances respecto a los grupos de control en comprensión lingüística, organizativa e interpretativa. Eso sí, tanto niños como niñas mejoraron de igual manera.
Este proyecto también ha dado sus frutos y no sólo en aspectos educativos, explica Carme. "Hemos observado que en los colegios de zonas 'vulnerables' el ajedrez es una buena herramienta para que los niños puedan socializar con otros independientemente de su situación económica". Además, como reflexión, añade que el ajedrez, en un momento en el que parece que todo va tan deprisa, "pone a pensar y a discutir a los niños con un ejercicio que no parece pertenecer a nuestro tiempo y que ayuda a enseñar una virtud en claro retroceso: ser paciente".
Padres y Abuelos: cinco cosas que sus hijos-nietos agradecerán.
Hace unos días me encontré con una antigua alumna mía que iba de paseo con su niño de dos años y con su madre. “Mira mamá, este es Carlos Pajuelo, que fue profesor mío en la Universidad y es el que escribe el blog para padres en el periódico Hoy”. La madre me plantó dos besos mientras me decía con un tono irónico y mirando de reojo a su hija, “Hijo, pues a ver si escribes en el blog ese que los abuelos no somos tontos y que si hemos sabido criar a nuestros hijos igualmente sabemos criar a los nietos”. Mientras su hija escuchaba a su madre, se mordía los labios con un gesto de resignación para, nada más callarse su madre, replicar “también puedes escribir un artículo sobre los abuelos que se creen que sus hijos son tontos y no saben educar”. En estas situaciones siempre es cuando imagino que si hubiera sido fontanero esto no me hubiera pasado.
Por muchas y diferentes razones de tipo social, laboral, económico, etc., los abuelos cada vez juegan un papel más importante en la educación de nuestros hijos. En muchas familias son los abuelos los encargados del cuidado de los nietos mientras los padres trabajan. Este nuevo rol de abuelos conlleva la implicación de éstos en las tareas educativas. Por todo esto es muy normal que en esta situación puedan darse roces entre personas que tiene en común el amor que profesan por el hijo-nieto pero que pueden tener diferentes o muy diferentes opiniones en cuanto a la manera de plantearse la educación.
Cinco cosas que deberían de tener en cuenta los abuelos cuando educan a sus nietos
1.- Por mucho que los quieras, no son tus hijos. Tienen padre y madre que son los responsables de la educación de los hijos. Así que asume tu estupenda e imprescindible tarea de colaborador.
2.- No les recuerdes constantemente a los padres de tus nietos todo lo que la experiencia te ha dado. La experiencia es un don de uso exclusivamente personal por lo tanto no puede transferirse. Y recuerda que los hijos se educan “aquí y ahora” por lo que no valen las comparaciones con otros tiempos que ya pasaron.
3.- No les digas “lo estáis mal criando” y les busques los defectos que tú crees que tienen. Mira mejor sus virtudes y refuérzaselas. A educar se aprende educando.
4.- No rivalices con sus padres con frases del tipo “pues aquí duerme la siesta”, “aquí se lo come todo”, etc. Ni te metas por medio cuando los padres riñen a tus nietos.
5.- Respeta las “normas” que los padres tienen para sus hijos y si no estás de acuerdo con ellas lo mejor es que te pongas “a sus órdenes” en vez de pensar y hacer lo que “me dé la gana”.
Cinco cosas que deben de tener en cuenta los hijos cuando solicitan ayuda de los abuelos.
1.- Los abuelos son más espabilados de lo que a veces pensamos los hijos. Así que procura no dejar al niño con un listado de instrucciones muy grande. Los frigoríficos de los abuelos están llenos de esas instrucciones en las que se les explica con detalle toda y cada una de las cosas que no se deben de olvidar los abuelos. Así que cuanto más grande es la lista más puedes “mosquear” a los abuelos.
2.- Los abuelos te ayudan a cuidar y a educar a tu hijo. Así que no les exijas la perfección que por cierto los padres tampoco tenemos.
3.- Los niños saben perfectamente qué pueden hacer y dónde lo pueden hacer. Hay abuelos que dejan que sus nietos les potreen el sofá pero esos mismos niños en su casa no lo hacen. No le digas a los abuelos “lo estáis mal criando” es más fácil decirles “os va a estropear el sofá”.
4.- No rivalices con los abuelos. Vas a perder. Un abuelo, por lo general, tiene todo el tiempo del mundo cuando está con su nieto. Tu no.
5.- Sé flexible con tus normas cuando dejas a tu hijo con los abuelos, ellos te ayudan encantados pero no olvides que los abuelos están también encantados haciendo otras cosas además de cuidar a tus hijos.
Un abuelo le va a dar a tus hijos lo que solo un abuelo puede dar. El cariño de los abuelos es de un valor emocional incalculable. Los abuelos son unos estupendos maestros enseñando el valor del recuerdo. (No estaría mal repasar el post en el que hablé de los efectos positivos de enseñar a recordar a nuestros hijos).Entre todos vamos a fomentarlo, vamos a disfrutarlo.
Educar es una manera estupenda de practicar la generosidad. Educar es una estupenda manera de compartir. Recordad que para educar a un niño “hace falta toda la tribu”.
Así que este post vá para todos los abuelos y abuelas que educan. Con nuestro cariño y reconocimiento.
Artículo extraído del Blog de D. Carlos Pajuelo: http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2014/10/05/padres-y-abuelos-cinco-cosas-que-sus-hijos-nietos-agradeceran/?ns_campaign=rrss&ns_mchannel=boton&ns_fee=0&ns_source=tw&ns_linkname=blogs
NOSOTROS O NUESTROS HIJOS
Os dejo el enlace del siguiente artículos que por motivos de diseño de página no me permite insertarlo para su lectura directa en el blog.
http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/nosotros-o-nuestros-hijos/?id_externo_rsoc=TW_CC
http://www.lavanguardia.com/vida/20160913/41268207060/conductas-padres-entorpecen-educacion-hijos.html
Las 10 conductas de los padres que entorpecen la educación de los niños
La mayoría de los padres y madres concede mucha relevancia a los estudios de sus hijos y trata de implicarse en ellos. Pero maestros y psicólogos aseguran que no siempre tienen claro cuál es su papel en el aprendizaje escolar y a veces adoptan actitudes que acaban dañando la educación de los hijos.
ESTUDIAR CON ELLOS
Ser padre y maestro a la vez crea conflictos y dependencia
“Llegan los primeros deberes escolares y ahí están papá y mamá al lado; y los deberes son de la criatura, no de la familia; el deber de la familia es velar por que el niño tenga espacio y tiempo para hacer sus tareas y, si son muy pequeños, facilitar la organización del tiempo”, explica María Jesús Comellas, profesora de la UAB en la facultad de Ciencias de la Educación y psicóloga especializada en las relaciones familia-escuela.
Benjamí Montenegro, del Equip Psicològic del Desenvolupament de l’Individu, dice que el papel de los padres es el de auditores: “Han de controlar que el trabajo esté hecho, pero no entrar en el contenido porque se trata de que las tareas las hagan los niños y así trabajar su autonomía”. Eso no significa que si el niño plantea alguna duda no se le den pistas o herramientas para resolverla. Dicen los expertos que hacer de maestros y padres a la vez no trae más que problemas: crea conflictos familiares diarios y dependencia, porque los niños se acostumbran a que haya alguien encima de ellos para trabajar. Y si el crío tiene dificultades de aprendizaje o necesita refuerzo, el consejo es buscar un profesor particular.
RESOLVÉRSELO TODO
Solventar sus descuidos dificulta su maduración
“Los niños han de aprender a organizarse y a solventar sus problemas, a cualquier edad, y no hay que mandar a nadie corriendo a comprar tinta de impresora a última hora de la tarde porque al día siguiente ha de entregar un trabajo ni llevarle a la escuela el libro o el bocadillo olvidados; si los padres les resuelven todo ‘con tal de que estudien’, no maduran, no asumen sus responsabilidades ni aprenden a ser autónomos”, coinciden Comellas y Montenegro.
FOCALIZAR TODO EN EL ESTUDIO
Hacer de la formación el eje de la vida familiar daña la relación
Los educadores aseguran que una frase muy reiterada de los estudiantes es “a mis padres sólo les interesa si estudio, lo demás no les importa nada”. “Cuando focalizas todo en los estudios, cuando lo primero que le preguntas a tu hijo en la puerta de la escuela es qué deberes tienes o qué nota te han puesto en vez de cómo te ha ido el día, o con quién te has relacionado, transmites que te interesa el aprendizaje, no la persona”, dice Comellas. Y agrega que lo mismo ocurre cuando al hijo universitario se le libera de tareas domésticas porque “su trabajo es estudiar”. “Esa persona tiene que vivir, ha de saber organizarse, tener habilidades domésticas y saber relacionarse, y de eso a veces no nos ocupamos, ni nos interesamos por su vida emocional y relacional”, enfatiza la psicóloga.
QUERER GENIOS
Sobreestimular a menudo provoca el efecto contrario
Los maestros explican que una práctica muy habitual en las familias es la de sobreestimular a los niños. “Todos quieren un hijo genio y les llenan la cuna de artilugios, abusan de juegos didácticos, se afanan porque aprendan muchas cosas y cuanto antes mejor, y esa sobreestimulación no sólo no influye en una evolución cognitiva más rápida, sino que a menudo tiene efectos contraproducentes en forma de problemas de atención o de falta de concentración”, explica Joan Domènech, maestro del colegio Fructuós Gelabert de Barcelona.
Esa impaciencia respecto al aprendizaje provoca, según los psicólogos, que los padres se desesperen ante las primeras dificultades en los estudios o vivan como un fracaso los primeros malos resultados, sin tener en cuenta que la educación es un proceso a largo plazo y que lo que los niños necesitan para aprender es paciencia y ánimo. “Los padres no deberían considerar los malos resultados como un fracaso porque ello reduce la autoestima de los hijos e incapacita cada vez más a unos y otros”, advierten.
PREMIAR LAS NOTAS
El estímulo material desvirtúa y puede aumentar la frustración
Las notas ni se han de premiar ni castigar; se han de elogiar y aplaudir, o analizar si es necesario dedicar más tiempo a estudiar, según los expertos. “El mejor estímulo es descubrir cosas nuevas y desarrollar tus intereses, si hace falta un estímulo material, es que algo no funciona”, apunta Domènech.
Montenegro advierte que los premios pueden causar una doble frustración, porque con frecuencia se ofrecen por notas poco realistas y si el chaval no triunfa a pesar de la recompensa prometida su sensación de fracaso y su malestar es doble: además de no alcanzar su meta escolar, se queda sin regalo.
DISFRAZAR LA VAGANCIA
Buscar trastornos detrás de los fracasos retrasa la madurez
Otra conducta recurrente que observan los educadores es la tendencia de los padres a buscar trastornos neurológicos detrás de los fracasos escolares de sus hijos. “Hay muchos niños que son incapaces de esforzarse en hacer los deberes o en estudiar porque son vagos, y eso es inmadurez, no un trastorno mental, y a veces se intenta disfrazar esa vagancia como intolerancia a la frustración o intolerancia al estrés, cuando lo que tienen es falta de autonomía”, comenta Montenegro. Comellas subraya que esta actitud tiene que ver con la actitud hiperprotectora de muchos padres que buscan la etiqueta del trastorno para el bajo rendimiento de sus hijos “porque en el momento en que se disfraza algo como trastorno se desculpabiliza a todo el mundo”.
EJERCER DE DETECTIVES
El control absoluto de sus tareas suscita desconfianza
Hay padres que rastrean los deberes, trabajos, las fecha de exámenes o los comentarios de sus hijos en clase a través de la agenda escolar, la web del centro, las redes sociales o implicando en sus indagaciones a los padres de otros niños de la clase, con quienes están en permanente contacto por WhatsApp. “Esa conducta provoca un boquete de desconfianza y no resuelve nada”, advierte Montenegro. En vez de ejercer este control absoluto aconseja realizar un acompañamiento lejano, revisar conjuntamente con el chaval la agenda de tareas pero dejándole que sea autónomo para realizarlas. Y para los padres que optan por preguntar la lección para saber si el niño ha preparado un examen, los expertos recomiendan ponerle tres o cuatro preguntas por escrito, porque normalmente no hay exámenes orales y de nada sirve que el niño se sepa la lección hablando si luego se expresa mal por escrito o comete muchas faltas de ortografía.
USAR EL ESTUDIO COMO PEAJE
Las tareas escolares acaban entendiéndose como un castigo
“Castigado a hacer los deberes” o “hasta que no acabes de leer no hay dibujos” son frases que utilizan algunos padres para incitar a sus hijos a hacer las tareas escolares. Pero los expertos aseguran que el tiempo de estudio debería ser siempre un tiempo de tranquilidad y sosiego, no de regañinas. El objetivo, explican, debe ser ayudar a los niños a descubrir el placer de la lectura o del aprendizaje, y eso no se consigue si se plantean las tareas escolares como un castigo o como un peaje necesario para poder disfrutar de actividades placenteras como salir con los amigos, ver la televisión o jugar con la consola.
Y a medida que crecen, han de entender la relación entre esfuerzo, dedicación y resultados, “y asumir que si han de estudiar más porque han tenido malas notas se trata de una inversión, no de un castigo”, indica Comellas.
PROYECTARSE EN LOS HIJOS
Las expectativas no siempre se adecúan a las capacidades
Los psicólogos consideran que en muchas familias pesan más las expectativas que tienen los padres sobre los estudios de los hijos que las preferencias o capacidades de estos, y muchos chavales son orientados a estudiar lo que quieren o les gusta a sus progenitores. “En este país confundimos inteligencia con título, continuamos desprestigiando la formación profesional y no valoramos la creatividad como un medio para vivir”, reflexiona Comelles.
NO RESPETAR LA LÍNEA ESCOLAR
El modelo de los padres no garantiza el éxito hoy
Muchos padres piensan que el modelo y los métodos educativos que les sirvieron a ellos les servirán a sus hijos, pero la escuela ha cambiado mucho y los niños también. “Lo que a ti te gustaba del colegio, lo que aprendías entonces o cómo lo aprendías no tiene por qué ser un modelo de éxito para tus hijos”, advierte Domènech. Y por eso considera un error que los padres traten de enseñar a los hijos a leer o a calcular por su cuenta o les pongan actividades de refuerzo en casa, sin considerar que quizá están interfiriendo en el ritmo o el método pedagógico que sigue la escuela. “Uno ha de plantearse a qué escuela lleva a su hijo, asegurarse de que comparte las mismas ideas, y luego acompañar al niño en el aprendizaje pero con respeto al proceso que siguen en la escuela, y no dar al niño mensajes diferentes”, reflexiona. Los educadores son especialmente críticos con los padres que muestran constantemente su desacuerdo con los profesores en presencia de los niños, porque estos aprovechan esa situación para manipular a unos y a otros.
En esta ocasión os dejo una nota de prensa sobre la financiación de centros concertados
UN ALUMNO DE LA CONCERTADA LE CUESTA A LA ADMINISTRACIÓN LA MITAD QUE UNO DE LA PÚBLICA
• Un alumno de un centro público cuesta más de 6.900€ al año mientras uno de la concertada cuesta menos de 2.900€.
Madrid, 9 de junio de 2016- El coste total por alumno en los centros públicos es de media 6.940€, coste que la administración pública financia en su totalidad, según el informe anual “Datos y cifras del Curso Escolar 2014-2015” del Ministerio de Educación, Sin embargo, en el caso de un centro concertado, la administración financia prácticamente la mitad de esa cifra quedándose por debajo de 2.900€.
La Plataforma Concertados ha lanzado un vídeo para explicar la realidad de la financiación de este modelo educativo y aclarar lo que considera una falta a la verdad. Su portavoz, José María Alvira, explica que "la existencia de la concertada no se justifica desde el punto de vista de la rentabilidad sino de la libertad y de la pluralidad, pero cuando nos acusan de detraer dinero a la escuela pública, nos vemos obligados a explicar la manipulación que hay detrás de esta afirmación. Desde un punto de vista puramente económico la escuela concertada es el modelo más rentable para el erario público, de ahí que no entendamos el ataque que estamos recibiendo, si no es por una cuestión ideológica. Nos preocupa que se intente asfixiar la libertad de elección de la ciudadanía con falsos argumentos y que con ello la escuela pierda pluralidad.”
Los centros concertados reciben de la administración una parte de los gastos generales del centro, sin llegar a completarlos, así como el salario del personal docente mediante el sistema de pago delegado (si bien tanto la ratio profesor/alumno como el salario del profesorado son inferiores a los de la pública). Por este motivo los centros se ven obligados a solicitar aportaciones voluntarias o a organizar otras actividades que contribuyan a sufragar el total de gastos del colegio.
"A nosotros también nos gustaría no tener que solicitar ayudas a los padres, pero si el concierto no es total, la viabilidad de un centro educativo no es posible. Creemos que se está haciendo mucha demagogia con un asunto tan delicado como este. Es muy fácil enfadar a la sociedad haciendo creer que los colegios concertados cobramos por partida doble: del Estado y de los padres. Pero no es cierto, si se piden aportaciones voluntarias a los padres es porque con el módulo de concierto no se cubren todos los gastos que los centros educativos tienen. Revisemos ese módulo para cubrir el total de los gastos y no será necesario", afirma Alvira.
En definitiva, la Plataforma Concertados pide que se actualice el módulo de conciertos para que cubra el total de la escolarización, de manera que la libertad de enseñanza reconocida en la constitución española y en diversos tratados internacionales, sea una realidad.
Dicen que la paciencia es la madre de todas las ciencias, es por ello que también se educa. Aquí os dejo familias un artículo sobre este tema de Óscar González que espero sea de vuestro interés.
http://www.elblogdeoscargonzalez.es/2016/04/la-paciencia-tambien-se-educa.htmlLa paciencia también se educa
Los padres nos quejamos con frecuencia de lo difícil que es educar hoy. Uno de los motivos de que esto sea así es porque vivimos en la sociedad de la inmediatez, en la que todo lo podemos conseguir sin esperar (muchas veces a golpe de clic) y esto tiene consecuencias en el terreno educativo. Nuestros hijos han nacido en un mundo regido por lainmediatez, la impaciencia, la velocidad, la impulsividad (todo ello amplificado por las nuevas tecnologías). A nosotros, que somos de otra generación hay muchas ocasiones en que nos sobrepasa y no sabemos de qué manera abordarlo. Como muestra dos ejemplos sencillos para la reflexión:
- Nuestros hijos no han conocido lo que es tener que esperar varios días para revelar un carrete de fotos (si en aquel entonces lo tenías en una hora era todo un milagro) ya que han nacido en el mundo de la imagen digital y están acostumbrados a hacer cientos de fotos, repetirlas, borrarlas...
- Tampoco saben lo que es rebobinar una cinta de cassette y tener que esperar para escuchar una canción. La tienen en un segundo abriendo su Spotify. Además tienen acceso a cualquier álbum de música sin tener que esperar o ir a la tienda para comprarlo.
¡Lo quiero y lo quiero ya!
Si a esto le sumamos la sobreprotección y la ausencia de límites (muy presentes en algunas familias) conduce a que el niño imponga su deseo a los padres que ante todo quieren evitar que su hijo sufra y se frustre. Tal es así que nos encontramos con padres que se anticipan a los deseos del niño y ni siquiera esperan a que el niño les pida las cosas: se las dan antes. De este modo, cuando no se satisfacen los deseos del niño este responde exigiendo, gritando y, en ocasiones, perdiendo el control. Conviene entonces que nos preguntemos:
- ¿Qué ocurrirá con este niño cuando "salga al mundo real" y se enfrente a la vida?
- ¿Encontrará la mismas respuestas y formas de actuar que tienen sus padres en las demás personas? ¿girará todo a su alrededor?
- ¿Qué ocurrirá cuando encuentren un trabajo? ¿El jefe les tratará igual que sus papás?
- ¿Y en una relación de pareja?
Será entonces cuando se dé cuenta de que todo no es tan sencillo y que los problemas que nos presenta la vida no se afrontan siguiendo el camino más simple. La vida no es tan fácil y deberá aprender a aceptar un no por respuesta y a gestionar las pequeñas frustraciones que se le presentan. Se trata de una parte importante del aprendizaje de la vida. Por este motivo considero de gran importancia recuperar un valor esencial para la vida y educar a nuestros hijos para que la cultiven. Se trata de la paciencia.
Para que nuestros hijos tengan paciencia deben aprender a aguardar y saber esperar. Como decía F. Scheileiermacher "la paciencia es el arte de esperar". Una de las formas que ayudará a nuestro hijo a tener paciencia es aprendiendo queno todas sus peticiones son de obligado cumplimiento y que en más de una ocasión se encontrará con un no por respuesta (la vida le presentará muchos "noes").
En la práctica
Veamos en la práctica 4 claves para educar la paciencia:
1. Educar con nuestro ejemplo. Como siempre, el elemento básico es nuestro ejemplo: no podemos pedirle al niño que tenga paciencia "en la fila del cole" si nosotros como incapaces de tenerla cuando estamos haciendo cola en el cine y nos enfadamos porque "se nos han colado" o cuando estamos en un atasco de tráfico en el coche gritando y haciendo sonar el claxon... El niño se va a ver en la necesidad de tener que guardar turno en muchas ocasiones tanto dentro del hogar como fuera de él y debe aprender a hacerlo. Los adultos, con nuestro ejemplo, le mostraremos de qué forma se ha de hacer en las múltiples ocasiones en que es necesario guardar turno. Veamos algunos ejemplos:
- En los juegos de mesa.
- En la cola de los comercios, aeropuertos...
- En la consulta del médico.
- Al subir o bajar de un vehículo público.
Cuando vayamos al supermercado, nuestro hijos nos acompañarán a hacer cola en la caja y comprobarán la importancia de saber esperar y que nos atiendan cuando nos toque.
Tampoco podemos perder la paciencia porque nuestro hijo tarda mucho tiempo en ponerse la ropa. Tengamos en cuenta su edad y limitaciones. Si actuamos así, ¿qué modelo le estamos ofreciendo? Si en algún momento perdemos la paciencia (a todos nos pasa) será necesario pedir disculpas.
2. Ser comprensivo con la edad del niño. Muchas veces no anticiparemos las cosas con mucho tiempo sino que las avisaremos "de hoy para mañana" y de este modo evitaremos esperas largas. Un ejemplo: en lugar de decirle "dentro de dos semanas iremos al cine" mejor "mañana iremos al cine". También tendremos en cuenta las circunstancias y limitaciones del niño: un niño cansado, irritado, con sueño, con hambre, etc. es normal que sea incapaz de esperar y que la impaciencia pueda desembocar en una rabieta o pataleta.
3. Cumplir promesas. Si le hemos hecho una promesa al niño la tenemos que cumplir: "cuando acabe lo que estoy haciendo jugaremos con tus coches". Con esto le transmitimos un mensaje claro: vale la pena esperar. ¿Qué ocurrirá si no cumplimos nuestra promesa? Ya lo puedes adivinar...
4. Pequeñas esperas. El niño, a partir de los dos años ya puede empezar a aprender que no todo he de ser cuando él quiera y que tiene que esperar: por ejemplo, mientras le preparamos la merienda o a que le sirvamos la comida. Al principio le costará pero irá aprendiendo la importancia de saber esperar. Seremos los adultos los que reforzaremos esto con nuestro mensaje: "espera un momentito mientras te preparo esto", "ahora mismo te sirvo la leche pero espera un poco"...
Como puedes observar el niño irá aprendiendo a esperar de forma gradual y no será hasta alrededor de los seis años de edad cuando esta espera sea del todo consciente. De todos modos los padres debemos trabajar para reforzar este valor tan importante en la educación de nuestros hijos desde que son pequeños porque:
Aquí os dejo el artículo de este mes, espero que como siempre este pequeño artículo ayude a la reflexión de esta tarea que es la educación de nuestros hijos/alumnos.
“Corrígeme para que aprenda y no para que me sienta mal”
No he podido evitar compartir este artículo, pues considero que es importante la reflexión de una madre y profesora sobre un tema que está bastante de actualidad y creo que refleja muy bien una situación a la que docentes y familias debemos acostumbrarnos y tratar de utilizar esta herramienta con responsabilidad.
Cosas que deberías saber si participas en un grupo de WhatsApp para padres de alumnos
Estos grupos hacen que problemas aislados con los profesores se conviertan en problemas colectivos
Tampoco deberíamos obsesionarnos con los deberes de nuestros hijos
Soy profesora desde hace 17 años, tengo tres hijos en primaria y hace poco reuní el valor para abandonar un grupo de WhatsApp. Se trataba de un grupo formado por los padres de los compañeros de clase de una de mis hijas y lo hice porque se había generado un ambiente incómodo.
Incluso antes de que empezaran las clases, algunos padres compartieron opiniones desfavorables sobre el docente que les habían llegado a través de terceras personas. Curiosamente, yo era la única que había tenido una experiencia directa con el docente, porque había dado clases a mi hijo mayor, pero la gente estaba predispuesta en su contra sin conocerlo.
Nada más empezar las clases, se criticaba cada decisión que tomaba, incluso en un tono ofensivo. Una de las integrantes del grupo pidió un poco de paciencia y algunos de los padres se volvieron en su contra. Como si el hecho de reclamar sensatez fuese sinónimo de no preocuparse por el bienestar de los niños. En ese momento, al ver cómo estaban las cosas, abandoné el grupo.
Desde hace un tiempo, los grupos de WhatsApp han ocupado el lugar de los corrillos que se formaban a la salida del colegio. Por tratarse de un fenómeno nuevo, a veces no los manejamos bien. Desde mi experiencia como madre y profesora, creo que deberíamos tener en cuenta lo siguiente:
- Que nuestras opiniones sean propias. En el caso de mi grupo de WhatsApp, el clima hostil hacia el docente empezó antes que las clases. Podría darse el caso de que el docente no sea bueno, claro, y que las críticas estuvieran justificadas. Pero también hay ocasiones en las que sencillamente los métodos de un docente, aunque sean válidos, no convencen a todos. O podría ser que los comentarios negativos se debieran a una mala experiencia aislada. Sea como sea, lo mejor es confiar en las capacidades del docente y dejar pasar un tiempo para formarnos una opinión. Así evitaríamos que problemas individuales se conviertan en problemas colectivos.
- Que hay unos cauces establecidos para las quejas. Es normal que la gente use los grupos para desahogarse, pero debemos mantener el respeto y saber que esos grupos no solucionan los problemas. En caso de que hubiera algún problema grave, yo recomendaría hablarlo primero con el docente. Hay canales de sobra: sigue habiendo tutorías para padres y muchos profesores ya disponen de correo electrónico. En caso de que no funcione, los padres pueden acudir a la dirección del centro. Y en caso de que esto tampoco funcione, queda el recurso de la Inspección de Educación. Los padres tienen todo el derecho de acudir a la Inspección, pero a veces los problemas tienen una solución más sencilla.
- Que hay que crear un clima agradable. Los grupos de WhatsApp generan cierta presión grupal. Pasa incluso en los momentos buenos, cuando toca felicitar un cumpleaños. En caso de no hacerlo, siempre queda la posibilidad de que se vea como una ofensa. Pues bien, en los grupos de padres, si no te sumas a las quejas, podría parecer que no te preocupas lo suficiente por los niños. Por tanto, habría que promover un clima en el que todo el mundo se sienta cómodo para verter sus opiniones personales, aunque no coincidan con las de la mayoría.
- Que los asuntos privados deberían quedar al margen. Los grupos de padres de alumnos existen para hablar de cuestiones relativas al colegio. Sería conveniente que dejáramos las cuestiones privadas (en mi grupo había conversaciones sobre embarazos, por ejemplo) para los grupos de amigos. Y lo mismo digo sobre los chistes y los vídeos que nada tienen que ver con el colegio.
- Que no le quitemos responsabilidad a nuestros hijos. Los deberes de nuestros hijos ocupan buena parte de las conversaciones en estos grupos: que si son muchos, que si son pocos... Si hay alguna queja, como decía, lo mejor es hablarlo con el docente. También suele haber muchas peticiones del tipo: "A mi hijo no le ha quedado claro si tocaba hacer este ejercicio o aquel" o "Mi hijo se ha olvidado las fichas en clase, ¿me las podéis pasar por WhatsApp?". No creo que sea bueno que nos empeñemos en solucionar los problemas de nuestros hijos: debemos respetar su autonomía y su capacidad de decisión. Y si en algún momento se equivocan, será bueno que aprendan a asumir su responsabilidad. Si resolvemos todo el rato sus problemas, al profesor no le llegará una información adecuada sobre el niño, y no podrá buscar las herramientas necesarias para enseñarle bien.
Conozco el caso de otro docente que no se enteró de que los padres estaban disconformes con sus métodos hasta que ya se había montado una recogida de firmas en su contra. Al fin y al cabo, se trata de respetar en los grupos de WhatsApp las mismas cosas que fuera de ellos: decir las cosas a la cara y evitar que los problemas concretos se conviertan en una bola muy grande difícil de manejar.
* Teresa Hernández es madre de tres hijos y Defensora del Profesor en Aragón.
http://www.escuelaenlanube.com/autoestima-ninos/
La autoestima: Cómo ayudar a los niños a tener una imagen positiva de sí mismos
Tener una buena autoestima es fundamental para desarrollar una vida equilibrada y en la que las emociones positivas sean las que prevalezcan a medida que nos desarrollamos y maduramos. El desarrollo de una imagen positiva de sí mismos es muy importante para el desarrollo de niños y adolescentes, es la clave para que se conviertan en adultos saludables y exitosos.
La autoestima es la imagen que tenemos de nosotros mismos y cómo nos sentimos cuando pensamos en cómo somos, la forma en la que nos percibimos. En el caso de los niños es muy importante que desde muy pequeños tengan una buena imagen de sí mismos, pues esto los ayudará a desarrollar todo su potencial y a evitar situaciones que pueden perjudicarles, como la depresión infantil.
Detectar la autoestima baja y alta
Se puede percibir si un niño tiene la autoestima alta o baja en función de la actitud que tiene hacia algunas cosas. Un niño con la autoestima alta será capaz de:
- Ser más independiente.
- Asumir responsabilidades.
- Manejar bien la frustración.
- Colaborar con los demás.
- Disfrutar de sus logros.
- Probar nuevas actividades y retos.
En el caso de un niño con la autoestima baja, se puede detectar si se manifiestan actitudes como estas:
- Se siente incómodo al enfrentarse a nuevas experiencias.
- Se siente poco apreciado y poco querido.
- Culpa a los demás cuando comete algún fallo.
- No es capaz de manejar la frustración.
- Se critica y menosprecia.
- Es fácilmente influenciable.
Mejorar la imagen propia del niño
Para fomentar la autoestima de los niños los padres pueden trabajar con ellos para que los niños tengan una imagen muy positiva de sí mismos. Los padres somos quienes más podemos influir en la autoestimade nuestros hijos y es por eso que es importante comprender que nuestras palabras y actos tienen mucho peso en cómo ellos se ven a sí mismos.
Es por eso que como padres, es importante reflexionar sobre cómo interactuamos con los niños, para asegurarnos de que nuestras acciones sirvan para que ellos desarrollen una imagen positiva y saludable de sí mismos. Para conseguirlo ten en cuenta estos consejos:
- Expresa las emociones positivas: Muchas veces se tiende a destacar las emociones negativas, pero resulta difícil expresar las positivas. Aunque la labor de los padres es inculcar valores y disciplina a los hijos, eso no quiere decir que no podamos expresar abiertamente nuestras emociones. Se debe ser serio cuando el momento lo requiere, pero los niños necesitan que se les diga que se les quiere y que cuando consiguen algo se les reconozca el trabajo. Los niños son sensibles a este tipo de estímulos y se sentirán más motivados a probar cosas y a mejorar cuando perciben que son valorados y apreciados por sus padres.
- Reconoce los logros de tus hijos: Por pequeño que sea el logro, si tu hijo se ha esforzado por conseguir algo, elógialo. Esto puede ayudar no solo a que el niño desarrolle una autoestima alta sino a que aprendan a tener una buena conducta y desarrollen valores positivos al reforzar los buenos comportamientos con palabras y gestos de reconocimiento.También es bueno que reconozcas aquellos aspectos de la personalidad de tus hijos que son positivos. Si tienes un hijo generoso, díselo. Es importante que vea que te gusta cómo es y se sienta apreciado por sus cualidades.
- Ayúdalo a que vea sus puntos fuertes: Enseña a tus hijos a resaltar lo positivo de las situaciones y de las personas, también a resaltar lo positivo de sí mismos. Pídele que te diga cuáles son las cosas positivas de sí mismo y si ves que percibe algunos detalles como algo que no le hace sentir bien, ayúdale a comprender que todas las personas somos diferentes y que no se debe sentir mal si siente que hay cosas que a él le gustan y a los demás no.
- Utiliza la disciplina positiva: evita realizar afirmaciones que hagan que tu hijo se sienta menospreciado. Si ves que ha realizado algo mal, explícale lo que no te ha gustado y lo que esperas de él sin insinuar que no es capaz o que no puede hacer las cosas bien. Es mejor que le digas “Ayer dejarte muy ordenada tu habitación, lo has hecho muy bien y me gustaría que todos los días lo hicieras así” a que le digas “eres un desordenado que nunca arregla su cuarto”. Es más fácil que el niño aprenda si el refuerzo es positivo y se destaca aquello que hace bien, que si se incide en aquello que hace mal y se resaltan sus defectos.
Para que nuestros hijos tengan una buena imagen de sí mismos es muy importante que perciban que nosotros también la tenemos. Por ello es importante trabajar en nuestra forma de aproximarnos a ellos y en cómo hablamos, pues las palabras son muy importantes para que los niños comprendan mejor nuestras emociones y las suyas propias.
¡Que se busquen la vida!
http://elpais.com/elpais/2015/06/12/eps/1434127719_425005.html
Padres y madres tenemos la mala costumbre, y en España es muy común, de sobreproteger a nuestros hijos. Miedo a que sufran, a que no sean capaces o a que se sientan frustrados y hundidos por no alcanzar sus metas con autonomía son algunas de las causas que se esconden detrás de esta actitud. El sufrimiento de los hijos se convierte en el de los padres, que llegan a sentir angustia, malestar general, excesiva preocupación, anticipaciones catastróficas de las desgracias e infelicidad de su prole.
Hay padres que además tratan de evitar que sus descendientes vivan experiencias que ellos sí experimentaron de pequeños o adolescentes. Pero ni las circunstancias son las mismas ni la persona a la que educa es su clon.
Por este motivo, muchos progenitores tratan de allanar el camino a sus hijos con tal de evitar su sufrimiento, lo que es una de las peores lacras desde el punto de vista de la psicología. Hacerlo evita el aprendizaje, impide que la persona explore nuevas emociones, que se encuentre ante dilemas interesantes para resolver o retos a los que buscar soluciones. Cada vez que evitamos a nuestros hijos una situación que pensamos que puede hacerles pasarlo mal, les estamos negando una oportunidad de crecimiento personal, una manera de explorar sus límites e impedimos que descubran lo capaces que son.
Ejemplos existen cientos, desde ayudarlos a hacer los deberes para que terminen antes o porque pensamos que no lo harán solos, a servirles la comida para que no la derramen, no dejarles que se ensucien o se caigan en ningún momento cuando juegan o defenderlos de profesores, amigos o comentarios sin contrastar ni dudar de sus palabras. Sobreproteger es impedir que los hijos exploren las consecuencias de no ser responsables, y justamente son los resultados de lo que hacemos o no los que realmente motivan los cambios.
Los límites de la sobreprotección están en cuidarlos “demasiado”, evitando así que se enfrenten de forma natural a los problemas que sí tienen que vivir, a las soluciones que ellos tienen que buscar y las consecuencias propias de cada acto. No se trata de promover una conducta temeraria por parte de los padres y dejar que se enfrenten a responsabilidades impropias de la edad, sino de no educar en una burbuja en la que se encuentren falsamente seguros y al margen de una realidad que educa para la vida, la presente y la futura.
Lo que nunca puede perder de vista su hijo es la sensación de seguridad. Si le agreden, alguien le pone en peligro, sus amigos le sugieren actividades peligrosas o fuera de lugar para su edad, tiene que sentir la tranquilidad de que sus mayores le van a aconsejar, poner límites y proteger física y moralmente.
Los niños que se han educado demasiado a resguardo tienen mayores problemas en el futuro para enfrentarse a emociones básicas como son la frustración, el miedo, la ansiedad o la tristeza, que deben aprender a gestionar. Nuestros hijos, en un futuro, tienen que llorar el desamor, sufrir una equivocación en su puesto de trabajo, la crítica de su jefe, la soledad del que empieza una vida independiente, la pérdida de un ser querido y el amigo que deja de serlo porque le falla. Gestionar de forma eficaz estos sentimientos forma parte del crecimiento personal de todos nosotros. Si se evitan estas situaciones a nuestros hijos con el fin de que no sufran, no estarán preparados para ser adultos maduros y emocionalmente responsables. Puede incluso que generemos una sociedad de personas socialmente dependientes, “personas mantequilla”, que, a la primera adversidad, se derriten.
Estos niños pueden mostrar más miedo, inseguridad, tiranía y exigencias dado que están acostumbrados a que les sirvan y les resuelvan todo, tienen menos capacidad de esfuerzo, son más apáticos y vagos. Analicemos cinco ventajas de “buscarse la vida”:
1 Educar en la responsabilidad.Deje que se quede sin ropa limpia y planchada que ponerse. Los chavales van acumulando en la silla de su dormitorio y usted repite cada día que la eche en el cesto de la ropa sucia. Hasta que un día usted comprueba que apenas le queda ropa en el armario y hace su trabajo. Tampoco escriba una nota disculpando las tareas que su hijo no ha hecho en casa por evitarle una regañina de un profesor. Hasta que los niños no se exponen a las consecuencias de ser irresponsables, no tienen la necesidad de cambiar. ¿Para qué, si no hacer las cosas no tiene consecuencias?
2 Fomentar la autonomía. Que dependan de ellos mismos para resolver problemas y buscar soluciones en la vida en general. Si no les dejan hacerlo, deducen que el esfuerzo lo tienen que realizar los padres y que son ellos los que deben adivinar qué necesitan.
3 Fomentar el emprendimiento. Imagine que su hijo preadolescente o adolescente le pide dinero para hacerle un regalo a su madre o padre en su cumpleaños. Se lo da y, además, se siente afortunado de tener un hijo detallista. En lugar de facilitarle el dinero, propóngale un plan de negocio. ¿Quieres dinero? Dime cómo vas a ganarlo. No se trata de educar en el materialismo, sino de ser creativos, tener ideas y obtener un beneficio por ellas. Queremos educar para que sean emprendedores, atrevidos, se arriesguen, para que no dependan de otros en el futuro, pero a la primera de cambio, les solucionamos un aspecto económico tan sencillo. Puede que si le incita a montar un negocio casero, empiece a cambiar su mentalidad. Igual le da un masaje y cobra un dinerito, o le ayuda a preparar una presentación para su trabajo si es un crack de la informática, o le propone llevar a su hermano pequeño a una actividad. Deje que discurra y le ofrezca ideas. De todas formas, al final le facilitará el dinero, pero habrá tenido que pensar y esforzarse para ganarlo.
4 Desarrollar su autoestima. La persona que se involucra en su desarrollo, que invierte esfuerzo en conseguir sus metas, que tropieza y se vuelve a levantar y al final lo consigue, se valora de forma positiva. La lectura que saca de sí misma es “yo puedo a pesar de la adversidad, puedo y lo consigo”.
5 Trabajar su seguridad y confianza. Quienes se han educado para resolver situaciones y lo han logrado saben que tienen recursos. Muchos hombres y mujeres se califican como “buscavidas”. Son aquellos que saben que, pase lo que pase, serán capaces de sobrevivir.
Si desea ir soltando la cuerda y permitiendo que se caiga, que se equivoque, que viva las emociones adecuadas, no olvide que dar mimos, mucho amor y seguridad no están reñidos con el concepto de sobreprotección. El cariño es ofrecer amor incondicional en forma de besos, achuchones, abrazos, miradas cómplices, estar incondicionalmente ahí. Pero se puede hacer interviniendo y anticipándose o situándose a la espera de que le pregunten. Y aun así, si lo estima oportuno, no tiene por qué dar la solución. Deje que ellos la encuentren. Aprenderán a disfrutar y a sentirse orgullosos de sus logros si se sienten protagonistas de ellos.
Si tiene dudas sobre la tarea que tiene que realizar su hijo solo o sobre si está siendo sobreprotector, hágase estas preguntas: ¿esto lo debería saber hacer mi hijo?; ¿es algo que, con un poco de esfuerzo y perseverancia, podría conseguir si yo no intervengo?; ¿si le expongo a la posibilidad de no conseguirlo o que se quede sin hacer, las consecuencias son peligrosas para él o solo incómodas? (como que le llamen la atención en el colegio si no lleva la tarea); ¿ayudarle en esto se ha convertido ya en un hábito cómodo por parte de mi hijo?; ¿qué beneficios tiene para él o ella que yo le resuelva esta situación?; ¿son los beneficios más adecuados que las desventajas que conllevan?
Recuerde que cada vez que sobreprotege a su hijo le impide que entrene una nueva destreza. Uno de los aprendizajes más importantes es el que se basa en el ensayo y error. Casi todo lo que aprendemos y automatizamos en esta vida es fruto del ensayo y de la repetición, desde las jugadas que realizamos cuando practicamos fútbol a la capacidad de organización necesaria para que dé tiempo a hacer los deberes por la tarde. Si usted resuelve las cosas por ellos, terminará por educar a alguien inútil en las tareas de la vida cotidiana y tendrá un autoconcepto negativo. Pensará: “Yo no sé, yo no puedo”. Tenga cuidado, en su afán por ser padres perfectos terminarán por educar hijos inútiles.
Su hijo es maravilloso y para usted como padre es el más guapo, el más hábil, el más ágil e inteligente. Pero si solo se acostumbra a que lo elogie cada día, sin hacer el esfuerzo necesario para ganarse el halago, necesitará constantemente su dosis de endiosamiento para sentirse bien y seguro. Necesita fracasar, aprender que es estupendo en muchos aspectos, pero saber también que tiene áreas de mejora que entrenar.
http://www.elblogdeoscargonzalez.es/2015/10/educar-sin-estres.html
Educar sin estrés
Vivimos en una sociedad muy exigente que nos impone un ritmo de vida acelerado: el trabajo, la casa, los hijos… Analiza con detenimiento la cantidad de cosas que haces desde que te levantas hasta que te acuestas. Acabamos la jornada casi “sin baterías”. A este agotamiento físico debemos sumarle las preocupaciones lógicas que suele generar criar a los hijos. Como el objetivo de educar con talento debe ser DISFRUTAR EDUCANDO voy a ofrecerte algunasclaves que te ayudarán a eliminar este estrés diario y puedas educar en las mejores condiciones físicas y mentales.
“Inicia tus mañanas con mensajes positivos,
abrazos y besos. Evita el “date prisa” y “corre que llegamos tarde”
ESTRÉS Y EDUCACIÓN
El estrés es la reacción del cuerpo a un desafío o demanda. De por sí el estrés no siempre es negativo. De hecho puede ser incluso beneficioso ya que nos da un impulso para hacer cosas, tener iniciativa, etc. Pero cuando el estrés se mantiene mucho en el tiempo puede dañar la salud. Además se puede convertir en un problema que termine afectando al resto de miembros de la familia. Veamos de que forma puede suceder esto:
· Afecta a la relación de pareja: Acabamos pagando con nuestra pareja nuestra sobrecarga tanto física como emocional. La comunicación se resiente y aumentan las discusiones.
· Influye también en los hijos: Muchas veces nuestro estrés lo acaban pagando los hijos en forma de enfados, agresividad y arreglando las cosas a gritos. Hemos de tener mucho cuidado pues somos su modelo de referencia e imitan nuestra manera de decir las cosas, de actuar, etc. Por tanto: padres estresados = hijos estresados. Nuestros hijos no necesitan “superpapás” ni “supermamás” que llegan a todo sino padres que afronten el día a día con calma y serenidad compartiendo risas, juegos, momentos, etc. Educar sin estrés es posible. Y no solo es posible sino que es absolutamente necesario.
CLAVES PARA EDUCAR SIN ESTRÉS
· Aprende a gestionar tu tiempo y organizar tus tareas. Para ello es necesario tener en cuenta:
o Tareas a compartir: La sobrecarga es la primera causa que produce el estrés. Por este motivo debemos buscar soluciones y que el peso de la casa y los hijos no recaiga en la madre como suele suceder generalmente. Hay que organizar el día a día: la lista de la compra, la visita al pediatra, etc. Son tareas que pueden y deben repartirse.
o Es fundamental delegar: Hay que delegar, no podemos hacerlo todo nosotros. Es importante aprender a dejar algunas cosas en manos de otras personas y confiar en que van a hacerlo bien.
· Todos debemos tener obligaciones; también los hijos: Pueden ayudarnos en algunas tareas sencillas (siempre a su nivel y medida): guardar la ropa, hacerse la cama, etc. Son pequeñas acciones que ahorran tiempo y sirven para que vayan adquiriendo hábitos.
· Aprender a priorizar: Hay que empezar a establecer prioridades ya que llegar a todo es imposible. Ni todo es importante ni tampoco urgente.
· Planificar: Dedicad un tiempo (en pareja) a planificar la semana, el mes. Por ejemplo, el domingo puede ser un buen día para hacerlo. Organizad las actividades, citas, salidas, etc. que tengáis previsto realizar esa semana pero siempre con mucha flexibilidad ya que con niños nunca se sabe lo que puede pasar…
· Buscad ayuda externa si es necesario: Si no podéis con todo (y os lo podéis permitir) quizás podáis contratar una ayuda externa que os ayude con algunas tareas de la casa aliviando un poco esa sobrecarga. Es una opción más.
TIEMPO PARA EL RELAX
- Dedica unos minutos del día para el relax. Puede ser a primera hora o a última del día.
- Existen múltiples técnicas de relajación-respiración-meditación que te ayudarán a conectar contigo mismo.
- No hace falta que dediques una hora a hacer yoga o meditación: con unos minutos bastará. Conecta con el momento presente.
- Puedes descargarte alguna aplicación en tu smartphone que te irá guiando en el proceso e incluso llevar un registro de todas las meditaciones-relajaciones que vas haciendo.
- También te recomiendo que uses la música como un medio para relajarte y conectar contigo mismo. Ta ayudará a cargar las pilas
En este mes he subido por artículos por el interés que puede tener este segundo. Espero que les sea de utilidad.
Escribir la carta a los Reyes Magos siempre es un momento cargado de magia e ilusión para los niños. En ella les cuentan a esos “amigos” que solo ven por Navidad cómo se han portado a lo largo del año, las cosas importantes que les han pasado y, sobre todo, los juguetes que les gustaría recibir. Compartir este momento con tus hijos puede ser una buena ocasión para disfrutar de un tiempo divertido en familia y, a la vez, educarles en aspectos como la solidaridad, la generosidad, el consumo responsable o la creatividad. Te damos las claves para escribir la mejor carta a los Reyes Magos.
CLAVES PARA QUE TUS HIJOS ESCRIBAN LA MEJOR CARTA A LOS REYES MAGOS
- 1. Escríbela con ellos. Siéntate a compartir ese momento tan especial, y así podrás guiarles y orientarles tanto en el proceso de elaboración de la carta como en las decisiones acerca de los juguetes que van a pedir a los reyes.
- 2. Publicidad, cuanto menos, mejor. No los dejes solos con un catálogo en mano ni los expongas a una publicidad excesiva en la televisión, porque la carta puede llegar a ocupar varias páginas. Si no abusas de las visitas a los grandes almacenes ni dejas que absorban demasiada publicidad navideña, el consumismo de estas fiestas no logrará vencer al espíritu navideño, y su carta a los reyes probablemente sea más cabal y comedida.
- 3. Ayúdales a decidir qué van a pedir. Esto no significa que les dictes la carta de reyes, sino que les hagas reflexionar acerca del tipo y el número de regalos que pedirán. ¿Son juguetes para compartir o para jugar solos? ¿Qué cantidad creen que es la adecuada? ¿Dejarán regalos para otros niños? ¿Necesitan todos los juguetes que piden? La idea es que les enseñes a valorar las cosas en su justa medida, y a pensar qué es lo que más les entusiasma o es mejor a la larga, ya que no recibirán todo lo que pidan.
- 4. Anímales a ser generosos. Hay muchos niños cuyas familias atraviesan una mala situación económica. Los Reyes Magos lo tienen difícil para llegar hasta sus hogares. Por eso debes animar a tus hijos a ser generosos y destinar uno de los regalos de su carta a estos niños. Renunciar a algo que quieren para hacer feliz a otros les enseñará el valor de la solidaridad. Además, también puedes invitarles a acordarse de otras personas queridas, como abuelos, padres, madres, hermanos… ¿qué regalos pedirían para ellos?
- 5. Ante todo, sinceridad. La carta a los Reyes no es solo una lista de regalos. También es una carta donde deben contarle a Melchor, Gaspar y Baltasar lo que han hecho durante el año. Las cosas importantes que les han pasado, si se han portado bien, si han hecho alguna fechoría, y también si han hecho feliz a alguien. Todo un ejercicio de sinceridad que les ayudará a reflexionar sobre sus logros y defectos, a la vez que desarrollan sus capacidades de autocrítica y expresión.
- 6. No solo regalos. También buenos deseos. Es bueno que tus hijos pidan a los Reyes Magos cosas no materiales, como que la abuelita se ponga mejor, que haya menos niños pobres en el mundo, o que cesen las guerras. Son más difíciles de conseguir para los Reyes Magos, pero seguro que incluirlos en la lista les aporta una dosis extra de ilusión y de la felicidad que da pensar en los demás.
- 7. Creatividad al poder. La carta a los reyes puede adoptar muchas formas y estilos. Pueden escribirla en papel y decorarla con dibujos hechos por ellos mismos, hacer un collage, diseñarla con el ordenador, enviarla por correo electrónico o generarla mediante una app. Lo importante es que aprovechen la ocasión para ser creativos, den rienda suelta a su vena artística y pongan todo su empeño en ello.
- 8. La respuesta de los Reyes Magos. Llegado el día de Reyes, los niños deben encontrar algunos de los regalos que aparezcan en la carta, pero también otros de carácter más formativo, que creas que pueden estimularlos o ayudarles a descubrir nuevas inquietudes, como un puzzle, algún libro bonito o un microscopio. También es bueno optar por regalos que permitan jugar a varias personas, y si estas son de distintas edades y generaciones, mejor, porque así podrá participar toda la familia. En cuanto al número de regalos, este debe ser moderado. Los pedagogos recomiendan una cifra aproximada de tres. Lo ideal es que los niños puedan valorarlos y entiendan que no se puede tener todo lo que se quiere.
Los niños a los que nadie invitaba a los cumpleaños.
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2015/12/02/los-ninos-a-los-que-nadie-invitaba-a-los-cumpleanos/
Construir un mundo mejor, esa es la tarea que los padres tenemos encomendada mientras educamos a nuestros hijos. Por eso educamos, porque un hijo educado es un hijo que logra que el espacio donde se desarrolle sea un lugar mejor. Un padre que educa mejora los lugares en los que educa. Una familia que educa construye un mundo mejor.
Hoy queridos padres y madres os voy a pedir que os pongáis en la piel de otros padres y madres, los padres y madres de los niños que sistemáticamente no se invitan a los cumpleaños, ni a comer, ni a jugar, ni a salir, por parte de sus compañeros.
Niños y niñas que son rechazados por diferentes causas, ¡qué más da la razón si lo que cuenta es que al final no irán al cumpleaños! Otra vez más, por enésima vez, serán evitados.
¿Es normal que los niños rechacen a otros niños? Claro que es normal; lo que no es normal es que los padres apoyemos esa situación, la reforcemos con nuestro silencio, la reforcemos con eso de “ellos deciden quiénes son sus amigos”. Claro que sí, claro que cada persona tiene que tener el derecho de elegir a sus amigos, pero los padres también tenemos el deber de educar.
Educar en la empatía requiere hacer preguntas y tomar decisiones. Pregúntale a tu hijo si en su clase existe algún niño que nunca va a los cumpleaños de otros niños, pregúntale por qué cree que pasa eso, pregúntale que cómo se sentiría él si le ocurriese eso.
Educar a veces nos exige “incomodar” a nuestros hijos, e incomodarnos nosotros, padres y madres. Hay niños y niñas que sólo necesitan una oportunidad para poder demostrar que son niños y niñas como los demás, aunque sean diferentes.
Invita a un niño al que nunca invitan. Hazlo por el niño, hazlo por sus padres, hazlo por tu hijo, hazlo por ti.
Un mundo mejor no es un mundo ideal, un mundo mejor es aquel en el que tenemos los ojos bien abiertos y no miramos para otro lado.
Invita a un niño al que nunca invitan.
Estoy harta de hacer que la infancia de mis hijos sea mágica
Si nuestras abuelas y bisabuelas vieran la presión que las madres de hoy en día se autoimponen, pensarían que estamos enfermas.
¿Desde cuándo ser una buena madre significa pasarse los días haciendo manualidades complicadas para los niños, convirtiendo sus habitaciones en portadas de revista con obras de arte de Ikea y vistiéndoles a la última moda, siempre combinados?
No creo en absoluto que las madres modernas quieran más a sus hijos de lo que nuestras bisabuelas querían a los suyos. Simplemente, nos sentimos obligadas a demostrarlo con ridículas y caras fiestas de cumpleaños repletas de cupcakes caseros con 18 toppings diferentes y un sinfín de regalos.
En los últimos años, me he visto metida en ese modelo paternal de cualquier cosa que hagas, yo puedo hacerla mejor, que se basa en buscar ideas en Pinterest, reproducirlas a la perfección y compartir la foto con desconocidos y amigos a través de blogs y de Facebook.
De repente, me di cuenta: no tenemos por qué hacer que la infancia de nuestros hijos sea mágica. La infancia ya es mágica de por sí, incluso cuando no es perfecta. Mi infancia no fue perfecta y no éramos ricos, pero me lo pasaba muy bien en mis cumpleaños porque mis amigos venían. Lo importante no eran los regalos, ni la decoración al detalle, ni nada de eso. Nos bastaba con explotar globos, correr por el patio y comer tarta. Bastante simple, pero mágico. Es lo que recuerdo de esos momentos.
En Navidad, mis padres nos compraban dos regalos a cada uno, teniendo en cuenta que éramos cuatro niños y que sus ingresos eran limitados. No había campañas que estuvieran machacando desde noviembre con las actividades que había que marcar en el calendario. No había chuches especiales navideñas, y pocos adornos (si es que había alguno). Ni siquiera preparábamos galletas. Lo que nos hacía realmente felices era meternos en una cama los cuatro pensando que podríamos oír a Papá Noel colarse por la chimenea. Era muy divertido intentar aguantar toda la noche despiertos, cuchichear, reírnos juntos, y desear con ansia que se hiciera de día. Era mágico. Nunca sentí que me faltara algo.
No recuerdo una sola vez en que mis padres hicieran manualidades conmigo. Las manualidades era algo que se hacía en el colegio. Las únicas manualidades que recuerdo son las que hacía mi madre en su tiempo libre. A menudo me adormecía el ruido de su máquina de coser cuando se ponía a arreglar el bajo de nuestros pantalones o a convertir un trozo de tela en accesorios para el pelo que luego vendía.
En casa jugábamos. Todo el rato. Después de la escuela, volvíamos andando desde la parada de autobús, dejábamos la mochila y mi madre nos empujaba a salir de casa. Nos quedábamos con los niños del vecindario hasta la hora de cenar. Era otra época... Ahora, muy pocos de nosotros dejamos que nuestros hijos anden solos por ahí. Además, cuando éramos niños y estábamos en casa, jugábamos por nuestra cuenta. Teníamos nuestros juegos, hacíamos fortalezas con mantas, veíamos la televisión, bajábamos por las escaleras con almohadas. Nuestros padres no eran los responsables de nuestra diversión. Si se nos ocurría murmurar las palabras mágicas "estoy aburrido", en un momento nos daban una lista de tareas.
Echo la vista atrás a mi infancia y sonrío. Todavía me acuerdo de cómo era eso de divertirse sin preocupaciones.
Mis padres se ocuparon de mantenernos calientes y alimentados, y ocasionalmente planeaban alguna actividad especial para nosotros (la pizza de los viernes por la noche era una tradición), pero en el día a día, nos las apañábamos por nuestra cuenta. Rara vez jugaban con nosotros. Aparte de la típica caja de cartón vacía que encontrábamos en las puertas de cualquier tienda, no nos regalaban juguetes a no ser que fuera nuestro cumpleaños o una fiesta especial. Nuestros padres estaban ahí siempre que necesitábamos algo, o en caso de accidente, pero no eran nuestra principal fuente de diversión.
Hoy en día, se hace creer a los padres que lo que beneficia a los hijos es estar constantemente con ellos, mano a mano, cara a cara: "¿Qué necesitas, cariño mío? ¿Qué puedo hacer para que tu infancia sea increíble?". En una visita a Pinterest, es inevitable ver cosas como "100 ideas de manualidades para verano", "200 actividades caseras para invierno", "600 cosas que puedes hacer con tus hijos en vacaciones", "12.000 millones de estrategias para el Ratoncito Pérez", "400 billones de ideas para fiestas de cumpleaños temáticas", etc.
Los padres no son los que hacen que la infancia sea mágica. Está claro que los casos de violencia y abandono sí pueden arruinarla, pero, en general, la magia es algo inherente a la edad. Ver el mundo desde los ojos inocentes de un niño es mágico. Jugar con la nieve en invierno cuando tienes cinco años es mágico. Perderse entre los juguetes tirados por el suelo es mágico. Recoger piedras y guadárselas en el bolsillo es mágico. Andar con un palo es mágico.
No es nuestra responsabilidad crear y proporcionar recuerdos mágicos cada día, como si se tratara de una obligación.
Nada de esto niega la importancia del tiempo que se pasa en familia. Una cosa es, sin embargo, concentrarse en pasar tiempo juntos y otra cosa muy diferente es concentrarse en la construcción de una actividad. Una puede concebirse como algo forzado, con un objetivo predeterminado, mientras que la otra es más relajada y natural. Los padres se sienten tan obligados a crear experiencias que se puede palpar la enorme presión que soportan.
Me han dicho que cuando tenía cinco años fuimos a Disneyland. Yo no me acuerdo de haber ido, pero he visto las fotos borrosas de aquel momento. En cambio, lo que sí recuerdo con esa edad es un disfraz de pirata que me encantaba, coger ciruelas del árbol de enfrente de mi casa, las rocas que me gustaba escalar y mi perro, con el que jugaba en las escaleras del portal.
No me acuerdo de las vacaciones para las que mis padres probablemente estuvieron ahorrando durante meses; seguro que, más que nada, fueron estresantes. El lugar más mágico de mi infancia no era ningún parque de atracciones; era mi casa, mi cama, mi patio, mis amigos, mi familia, mis libros y mi propia mente.
Cuando hacemos de la vida una gran producción, nuestros hijos se convierten en el público, y crece su apetito por el entretenimiento. ¿Estamos criando a una generación de personas incapaces de encontrar la belleza en lo mundano?
¿Queremos enseñar a nuestros hijos que la magia de la vida es algo que viene en un envoltorio precioso, o que la magia es algo que cada uno tiene que descubrir por sí mismo?
Planear todo tipo de acontecimientos, trabajos manuales y vacaciones caras no resulta dañino para nuestros hijos. Sin embargo, si las ansias por querer hacer de todo proceden de la presión o de la idea de que todo lo anterior es una parte imprescindible en la infancia de cualquier persona, deberíamos replantearnos mejor las cosas.
Una infancia sin las manualidades de Pinterest puede ser igualmente mágica. Una infancia sin viajar en vacaciones también puede ser mágica. La magia de la que hablamos, y la que queremos que nuestros hijos experimenten, no sale de nuestra creatividad, no consiste en eso. La podemos descubrir en la tranquilidad de un arroyo, en el tobogán del parque, y en la risa inocente de una nueva vida.
Estamos constantemente escuchando que los niños de hoy en día no hacen suficiente ejercicio; pero, quizás, el músculo que menos ejercitan es la imaginación, ya que intentamos encontrar desesperadamente la receta para algo que ya existe.http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
“Educar es un coñazo, a veces” no es una frase de Paulo Coelho, ni deEinstein, ni de ningún gurú de la educación. Esta frase es uno de los descubrimientos que realizamos padres y madres cuando educamos y que, por lo general, no nos atrevemos a confesar abiertamente delante de nuestras amistades o familiares. Educar, la tarea de educar es determinados momentos es cansina, desalentadora, frustrante.
El nacimiento de un hijo es una noticia que llega a nuestras casas como un acontecimiento cargado de felicitaciones y parabienes. Los futuros padres y madres leen un montón de revistas especializadas sobre cuidado del bebé, educación, etc., pero ninguna revista se llama “¿Vaís a ser padres?, os vaís a enterar.” Justo desde el nacimiento, muchas veces, la criatura no para de de poner a prueba la competencia, el talento, la paciencia y la estabilidad emocional de sus padres.
La tarea de ejercer de padres está sometida constantemente a una evaluación por parte de aquellos que nos rodean y que, además, no se cortan en señalarnos con el dedo como responsables de todo lo que nuestro hijo no hace bien.
Educando se viven experiencias muy positivas pero también se vierten muchas lágrimas, lágrimas a veces de dolor, a veces lágrimas de impotencia, lágrimas de rabia y frustración y también lágrimas de pena, de una amarga pena. Lágrimas que nunca salen en el Facebook. No, no están en ningún álbum de fotos y por esta razón hacen creer a padres y madres que sentir este hartazgo es de personas egoístas, de malos padres.
Yo se lo digo a muchos padres: “Educar es un coñazo, a veces.” Exige dedicación, mucha dedicación, tiempo, mucho tiempo en relojes de sólo 24 horas al día. Exige cuidar y controlar, supervisar y guiar, motivar, animar, acompañar. Educar desgasta, consume, agota.
Esto es lo que hay, negar la parte dura, ruda, arisca y agria de la educación de los hijos es una estupenda manera de negar la realidad y la mejor manera de venirse abajo en los momentos difíciles, y esen esos momentos difíciles donde hacen más falta los padres y las madres.
Educar es un coñazo, a veces, pero siempre es una oportunidad.
Una oportunidad para querer ser mejor persona, un mejor modelo de conducta.
Una oportunidad para poner en práctica eso de amar con generosidad.
Una oportunidad para confiar en ti como padre o madre y de confiar en tus hijos.
Una oportunidad para sentirte orgulloso de la tarea que ejerces como padre o madre.
Una oportunidad para olvidar el significado de la palabra rencor.
Una oportunidad para sentirte el faro más luminoso en mitad de la tormenta, sobre todo con esos hijos especialistas en generar ciclogénesis explosivas.
Una oportunidad para aprender que el sufrimiento no es una elección, sino una pieza más con la que se construye nuestra vida ordinaria.
Una oportunidad para aprender a tener mesura.
Una oportunidad para ponerse a buscar dónde guardamos el saco de la paciencia.
Una oportunidad para descubrir el asombro.
Una oportunidad para aprender todos y cada uno de los días que somos padres.
Es verdad, los hijos arrancan nuestras sonrisas con la misma facilidad que nos arrancan las lágrimas. Los hijos nos dan la oportunidad de aprender lo que es la intensidad.
Esto es lo que da un hijo, dos dan el doble, tres el triple y así hasta el infinito.
Te lo digo yo, educar es un coñazo, a veces, pero es que todas las actividades que requieren pasión para ser desarrolladas consumen nuestras energías y nuestro tiempo. El tiempo de educar que se conjuga exclusivamente en tiempo presente: Yo educo.
¿Tú educas?, entonces ya sabes de qué estamos hablando.
Catorce madres desconocidas se juntan para hablar de sus hijos. Siete de estas madres tienen hijos discapacitados, la conversaciones que mantienen sobre lo que verdaderamente es importante os hará reflexionar y os emocionará ¡No os lo perdáis!
"La vida no va de cromosomas", la nueva campaña de DOWN ESPAÑA para el Día Mundial del Síndrome de Down
Tiene como protagonistas a 10 madres y a 10 niños, y pretende demostrar que no existen diferencias entre los niños con y sin esta discapacidad intelectual, acercando a todo el mundo su manera de ser, pensar y sentir.
Para DOWN ESPAÑA "La vida no va de cromosomas"; va de disfrutar de la compañía de los que quieres y te quieren, de exprimir los buenos momentos que te da, de ser felices,.....
Por eso, la campaña de este año destaca precisamente la felicidad que hijos y madres sienten por la relación que les une. Una relación en la que la discapacidad no marca ninguna diferencia.
Para su realización, DOWN ESPAÑA ha contado con el testimonio de 10 madres de niños con y sin síndrome de Down, a las que se les preguntó cómo veían su labor como madres. Posteriormente se les mostró lo que sus hijos pensaban de ellas. El resultado: un vídeo que llega directamente al corazón.
Grupos de padres en WhatsApp, nuevo conflicto con los profesores
Si no hace mucho las conversaciones entre los padres y las madres con hijos compartiendo clase se circunscribían a las puertas del colegio, hoy se han trasladado a los grupos de WhatsApp. Y de qué manera, porque hasta un sindicato como ANPE ha constatado a través de su servicio del Defensor del Profesor un aumento de las quejas de docentes sobre la rápida difusión de falsas acusacionescontra ellos a través de esta red social.
¿Se ha convertido esta popular aplicación en un nuevo motivo de conflicto entre familias y profesores? Hay quien alerta y opina que sí, como la experta y social media en la Asociación Espiral, Educación y Tecnología, Toñi Quiñones: «Hay padres que intentan resolver sus diferencias personales con el tutor iniciando una conversación en el grupo de WhatsApp, para buscar un consenso con el resto de padres sobre cómo el docente realiza su actividad profesional».
Son los grupos de padres reconvertidos en «patios de vecinos», donde no sólo uno puede informarse sobre los deberes del hijo o pedir ayuda para alguna cuestión, sino que «en ocasiones este tipo de información spam relega a un segundo plano la información escolar, principal objetivo por el cual se ha creado el grupo de padres».
Y es aquí cuando llegan los problemas que motivan las denuncias de los profesores, cansados de que un falso rumor se propague en cuestión de minutos y llegue a toda la comunidad educativa... y más allá.
Según Quiñones, «existen casos donde la intención de estos padres es manipular al resto y desprestigiar la labor docente del tutor», cuando por ejemplo no están satisfechos con la forma en que este último ha resuelto un conflicto con su hijo. Conversaciones que «se van de las manos» por buscar el apoyo de las otras familias «pueden acabar en enfrentamientos en el despacho del director y con la inspección correspondiente al docente y, en el peor de los casos, en una denuncia ante las autoridades».
Para Albert Gimeno, director y cofundador de la ONG Padres 2.0, dedicada a la protección de la infancia en internet, antes de «esconderse tras un grupo de WhatsApp, hay que saber que cualquier comentario que atente contra el honor de un profesor podría ser capturado por cualquiera y llegar al conocimiento de la Policía». «Piensa antes de compartir» es su lema.
En todo caso, Gimeno trata de minimizar tal conflicto al subrayar que«cuando no había WhatsApp, las críticas se hacían de igual manera por otros medios». En esto coincide Quiñones, quien recuerda que «no es la herramienta la que puede producir situaciones desagradables, sino el uso que se haga de ella».
La cuestión es si tienen las familias derecho a someter a escrutinio público la labor del profesor. «Tienen derecho a conocer el comportamiento, logros académicos y demás temas concernientes a sus hijos, y a que exista una transparencia sobre cómo el docente trabaja con sus alumnos en el aula, pero no a promover campañas de acoso y ajusticiar a un profesional a través de un grupo de WhatsApp», según Quiñones.
Al igual que Gimeno, es partidaria de resolver un conflicto cara a cara. E insiste: «Los niños pueden imitar el comportamiento de sus padres, produciendo conflictos en el aula tanto con el tutor como con los compañeros».
CONSEJOS PARA CONVERSAR
- Los grupos de padres de WhatsApp tienen sus ventajas. «Pueden ser útiles para debatir temas de preocupación común y pueden servir, por ejemplo, para ponerse de acuerdo en la hora que nuestros hijos deben apagar el móvil por la noche», explica Albert Gimeno, de Padres 2.0. En su opinión, «todos somos responsables de nuestros actos, en la red o fuera de ella», por lo que apela a la «corresponsabilidad de padres y profesores» en el buen uso de las TIC. «Los padres hemos de ser los primeros en dar ejemplo y los profesores, los segundos», subraya. En este sentido, para Gimeno es importante que si un padre tiene alguna diferencia de criterio con el profesor, se reúna con él. Por su parte, la experta en educación y tecnologías Toñi Quiñones señala que «es importante tener en cuenta que, sea un padre o el tutor de clase el administrador del grupo de WhatsApp, se deben establecer unas normas de uso, donde la educación y el respeto deben ser la estrella, y se debe eliminar a quienes no cumplan dichas normas».
Fragmento extraído de http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2015/02/09/tienen-muchos-deberes-nuestros-hijos/
¿Los deberes sí, o los deberes no? Este país nuestro es muy tremendista, aquí somos de al pan, pan y al vino, vino; de los puntos sobre las íes, de estar totalmente a favor o de estar totalmente en contra. Y este debate de los deberes, como la mayoría de los debates, es un debate ficticio porquelos deberes ni son buenos ni son malos en sí, como todo, dependen de la intención, la finalidad, que tengan: buenos para aprender a aprender y menos buenos para reproducir lo aprendido, o peor , lo que ni te has aprendido aún.
¿Por qué hay tantos deberes?
Por un lado, yo creo, porque el currículo escolar de nuestros hijos va bien cargado. Si le das un repaso a todos y cada uno de los libros que compraste en septiembre podrás ver que es muy complicado poder aprender todos esos contenidos en lo que dura un curso. Entre otras cosas, porque además de esa cantidad de contenidos, en este país cada vez que nos enfrentamos a una situación problemática, ya sea de salud, de convivencia en paz, de tráfico, de emprendimiento, de ecología y medioambiente, y de lo que sea encontramos como la solución más rápida: “esto hay que trabajarlo en la escuela, desde pequeñitos”.
De esta manera, en nuestros colegios además de la lengua, las matemáticas, las ciencias naturales, las ciencias sociales, la educación artística, o los idiomas, se trabajan un montón de temas, todos importantes, todos necesarios, pero que ocupan su espacio.
Los deberes surgen pues, como una consecuencia lógica: para poder hacer frente a todas las cosas que hay que aprender en la escuela no queda más remedio que organizar un currículo escolar (que se desarrolla en la escuela), y un currículo casero (que se desarrolla en alguna mesa de tu casa). Con una pequeña matización, el niño que no sigue el “ritmo de la clase”, si no se quiere quedar “descolgado”, tiene que trabajar en casa lo que en la escuela no hace.
Hay niños que no tienen problema, ni en el colegio ni en su casa, con las tareas escolares. Aprenden y parece entonces que todos, padres y profesores lo estamos haciendo genial. Hay niños que tienen problemas, en el colegio y en su casa, con las tareas escolares, no aprenden y parece entonces que todos, padres y profesores, entramos en una guerra para ver quién es el responsable de que la criatura no aprenda.
Por otro lado, hay escuelas y padres que consideran que la cantidad de contenidos que se aprenden son el reflejo de una excelente educación.Aprender-Enseñar a leer lo más pronto posible, aprende-enseñar a multiplicar, sumar, restar, dividir, hacerlo además en dos idiomas o mejor en tres, tocar un poco el violín, robótica, etc.
“¿Qué tu hijo aún no sabe multiplicar? En el colegio de mi niño hace ya dos años”; así que si los padres hacemos la ola a nuestros hijos si les enseñan y aprenden muchas cosas, lo que estamos demandando a los colegios es que manden trabajo, que los niños hagan tareas para que sean académicamente olímpicos: “citius, altius, fortius”, o sea, los más rápidos, los que lleguen más alto, y los más fuertes.
Los deberes son, fundamentalmente, un reflejo más de las diferentes maneras de entender la educación. Por un lado, aquellos que consideran que la educación debe servir para favorecer el desarrollo; por otro, aquellos que creen que la escuela debe favorecer el rendimiento. Los defensores de los deberes utilizan argumentos tan válidos como los que utilizan los detractores. Pero convendrán conmigo que, cuando en casa hay que hacer lo que no se ha hecho en el colegio, tenemos todos, padres, profesores y alumnos, un problema.
FEBRERO
Papás de asiento o de mando a distancia
Me gusta mucho observar la forma de actuar e interactuar de los papás y las mamás con sus hijos cuando están en los parques. Observo cómo se comunican, de qué forma se dirigen a sus hijos, etc. Y me gusta porqueaprendo mucho de todos ellos y me ayuda a observarme a mi mismo y ver de qué forma actúo yo.
Últimamente he descubierto un nuevo tipo de padres a los que he denominado “padres de asiento” o “padres de mando a distancia”. ¿Por qué les he dado este nombre? Es muy sencillo, porque tienen la siguiente forma de proceder cuando están en el parque con sus peques:
• Su “centro de operaciones” es el banco del parque donde toman posiciones y no se levantan para nada (parece que se les ha pegado el culo al asiento). De ahí lo de “padres de asiento”.
• Si tienen que llamar la atención a sus hijos (algo que rara
vez ocurre) lo hacen a gritos, desde la distancia (sin
levantarse). De ahí lo de “mando a distancia”. Allí, desde la
lejanía intentan corregir a sus hijos a voces, a gritos:
“Deja eso ya…”
“No subas ahí…”
“No tires eso…”
etc.
• La comunicación con sus hijos durante el tiempo que
pasan allí es prácticamente nula. Estos papás están “a otra
cosa”. Está claro que al parque se va a jugar, pero hay
momentos en que las situaciones requieren de nuestra
intervención y que hablemos con ellos. Hay que pensar que
allí hay más niños (y más papás).
• Su manera de corregir a sus hijos se basa en las amenazas. Por supuesto, amenazas que jamás cumplen.
• No establecen normas y límites claros. Los hijos no saben
a qué atenerse y esto les provoca cierto desconcierto,
inseguridad e incertidumbre.
• Repiten mucho las cosas, a voces y como consecuencia los hijos no les hacen ni caso. Luego se quejan de eso: “es que por mucho que le digo las cosas no me hace caso” o “me paso el día poniendo castigos y no sirve de nada”.
Como padres, hay un momento en la vida de nuestros hijos en el que tenemos que estar y que se note. Ya llegará el momento en el que deberemos soltarlos y estar sin que se note tanto… Mientras tanto, levantémonos las veces que haga falta y atendamos a nuestros hijos como corresponde. No se trata de intervenir a cada momento pues al parque se va a jugar y deben disfrutar de ello pero dentro de unos límites.
“El acto de educar no es un acto autoritario,sino que se ejerce desde el amor pero con autoridad”
Carlos Goñi & Pilar Guembe
ENERO
LOS TRES SECRETOS PARA GESTIONAR EL TIEMPO CON LOS HIJOS
Aquellos que tenemos hijos nos solemos quejar frecuentemente de que no tenemos tiempo para nada, que al día le faltan horas… No sabemos qué hacer ya para “estirar el tiempo” y llegar a todo. Nos invade una sensación constante de “no poder hacer todo lo que tenemos por hacer”. Y es que si algo he aprendido desde que tengo hijos es precisamente eso: a aprovechar al máximo cada minuto de mi vida y no permitirme el lujo de perder el tiempo. No hay nada más triste que escuchar a alguien decir: “aquí estoy, pasando el rato” o “perdiendo el tiempo”.
El tiempo es el que hay y el día no tiene más de veinticuatro horas por mucho que queramos. Pero vivimos en un mundo de prisas, de urgencias y obligaciones. Lo que ocurre es que hay personas que esas veinticuatro horas les cunde muchísimo más que al resto y no me estoy refiriendo a los “ejecutivos gurús de la gestión del tiempo” sino a los padres y las madres como tú y como yo que sacamos el tiempo de donde sea para educar, atender y pasar tiempo con nuestros hijos. ¿De qué forma se puede conseguir esto? Llevando a cabo una eficiente gestión del tiempo. Te voy a desvelar tres secretos para conseguirlo:
1. Empieza por eliminar los “ladrones de tiempo”:
Cada uno tenemos los nuestros. Por ese motivo identifica cuáles son los tuyos. De este modo podrás aprovechar al máximo ese tiempo que dedicas a tus hijos y cada segundo “de oro” que pases con ellos será tiempo de calidad. Veamos algunos ejemplos de “ladrones de tiempo”:
- Reuniones innecesarias que debes saber aplazar o eliminar de tu agenda porque no te aportan nada.
- Durante el tiempo que estás con tu hijo deja a un lado tu Smartphone, olvida las llamadas, e-mails, Whatsapps, etc. Vive al máximo ese momento con atención y plena dedicación.
- Apaga la TV mientras estás con tu hijo y atiéndelo como se merece.
- Etc.
Se me ocurren muchísimos más pero debes ser tú quien identifique tus propios ladrones de tiempo para empezar a eliminarlos y que ese tiempo que pasamos con nuestros hijos sea de prioridad absoluta. De esta forma transmitiremos a nuestros hijos un mensaje necesario: “en este momento tú eres lo más importante y por eso te atiendo como mereces: solo estoy para ti” (nada de llamadas, mensajes, etc.)
“Lo importante es la calidad del tiempo que se pasa con el niño, no la cantidad, pero sí hay que cumplir una cantidad mínima”
Silvia Álava
2. Busca estrategias para compartir el tiempo
Busca momentos donde poder compartir el tiempo con tus hijos: pueden ser situaciones cotidianas como por ejemplo mientras estamos comiendo o preparando la comida. Momentos cotidianos podemos convertirlos en momentos especiales. Dedica una parte del día (por ejemplo al final del mismo) para preguntarle cómo le ha ido el día, qué es lo que ha hecho, qué cosas buenas le han pasado, etc. Del mismo modo cuéntale tú también cómo te ha ido a ti. Un buen momento para favorecer el diálogo y la comunicación con tus hijos.
3. Para poder dedicar tiempo a nuestros hijos también es necesario que gestionemos su tiempo.
No podemos sobrecargarlos de actividades extraescolares sin sentido solo para tenerlos “ocupados”. Es necesario dejar “huecos” en su agenda y que tengan tiempo para estar con nosotros, con sus amigos, con sus abuelos, etc. Como afirman Pilar Güembe y Carlos Goñi “la mejor actividad extraescolar a la que podemos apuntar a un niño es a la de pasar tiempo con sus padres y jugar”. No hay ninguna duda. De igual forma que el mejor juguete que podemos regalar a un niño es que sus padres jueguen con ellos.
Es importantísimo educar con nuestro ejemplo ya que somos un modelo para nuestros hijos. No podemos transmitirles nuestras prisas, urgencias, etc. Si no somos capaces de gestionar nuestro propio tiempo no esperemos que ellos lo hagan. Lo único que conseguimos es que unos y otros perdamos minutos, horas, días, etc. De poder disfrutar juntos. Y como se suele decir, el tiempo que pasa no se recupera, no vuelve. De ahí la importancia de educar (y educarnos) en vivir en el momento presente sin las ataduras del pasado ni la proyección del futuro. Empieza ahora mismo: apaga el ordenador, deja a un lado tus obligaciones y ponte a jugar con tu hijo. Vive y disfruta al máximo este momento…
DICIEMBRE
En esta ocasión os dejo dos entradas, este primer artículo de Carlos Pajuelo de la Escuela de Padres, extraído de http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/2014/01/03/los-mejores-reyes-jugar-mas-con-los-hijos/ y el segundo de frases recomendables para decir a nuestros hijos.
A la hora de elegir un juguete adecuado para nuestros hijos, sobrinos, nietos, etc., parece que ponemos en marcha diferentes estrategias. La primera responde a la sencilla pregunta de ¿cuánto te vas a gastar? Y una vez decidida la cantidad, el mejor regalo es el que se aproxime a la cifra.
Otra estrategia mucho más elaborada es el de la búsqueda del juguete perfecto, aquel que entretenga, llame la atención del niño, sea educativo y divertido a la vez y que permita desarrollar los mejores valores. Buscando este juguete, los padres terminamos diciendo eso de “en mis tiempos con cualquier cosa nos entreteníamos”, y embebidos por el aroma Heno de Praviaañoramos lo de ¡un palooooo! Nostalgias aparte, os recuerdo que, hoy en día, un palo no cumpliría todas las directivas de juguetes seguros de la Unión Europea, por lo que habrá que buscar algo más acorde a los tiempos en los que vivimos.Otra estrategia es preguntar en google (que lo sabe todo) ¿Qué regalar a niños y niñas que tienen de todo? Pero corremos el peligro de que nos salgan miles de páginas con miles de juguetes.
Nuestros hijos están, como los estamos los padres, inmersos en un mundo donde la publicidad ejerce una fuerte influencia, y al grito de¡me lo pido! hemos ido configurando una lista de cosas que regalar a los hijos. Un trámite que, este año, volveremos a repetir aunque nos juremos que no vamos a comprar tantas cosas.
No pretendo crear problemas de conciencia a los padres que tienen ya escondidos sus juguetes, padres que estamos muy ilusionados por la ilusión de nuestros hijos, pero estaría bien recordar algunos consejos para elegir los mejores Reyes para nuestros hijos:
1.- Que los juguetes son una estupenda manera para pasar tiempo con nuestros hijos. Menos juguetes y más tiempo con los hijos es una buena ecuación. Pero no te abrumes por la falta de tiempo: el tiempo de jugar es más cuestión de calidad que de cantidad. Estar disponible para los hijos conlleva el que, alguna vez, dejemos lo que tenemos entre manos para ponernos a jugar con ellos si nos lo piden.
2.- Que el amor, el cariño no está en relación con el coste y cantidad de regalos. El cariño se siente, no se compra, y lo sentimos porque notamos que los que nos quieren están disponibles. Aunque los niños a veces se comporten de manera más que interesada, esto es pan para hoy y hambre para mañana, porque con el paso del tiempo los hijos valoran el cariño, la atención, y no lo que te gastaste en ellos.
3.- Que los juguetes sirven para entretener, para divertir y cada persona sabe qué le entretiene y nuestros hijos también. (Por eso para algunos niños leer es un gran juego).
4.- Que cuando uno tiene más de lo que necesita (mira el cuarto de tu hijo, ¿anda bien surtido?) no sabe qué pedir. En ese momento es bueno aprender a compartir. Pero no esperes a que salga del niño, hazlo tú, enséñale a compartir, enséñale a prescindir de algo prescindible, a ser generoso. El precio de un juguete puede convertirse en vacunas, alimentos o juguetes para niños que de verdad carecen de lo más básico.
5.- Disfruta de la ilusión de tu hijo, pero con los ojos abiertos. Hay padres que, como sus recuerdos de la noche de Reyes están cargados de decepción, parece que quieren compensarlo ofreciendo a sus hijos la noche que ellos nunca tuvieron.
Así que, si tus hijos te invitan a jugar, juega con ellos pero ponte a su disposición, no les organices cómo jugar. Y sobre todo disfruta, los hijos crecen rápido y algunos momentos de juego sólo se pueden vivir en unos determinados años.
Un hijo es el tesoro más grande que tenemos, es una concentración de riqueza en estado puro. Y nosotros, como padres, tenemos la misión de hacer a este tesoro brillar.
Hay padres que cuando les hablo de brillar, enseguida me dicen que SÍ, que eso es lo que quieren, que su hijo brille, y suelen equivocarse pensando que lo digo en el sentido de “ser alguien”, tener unos buenos estudios, ser reconocido, tener un buen futuro profesional, etc.
Pero no, por supuesto que esta no es mi idea; yo me refiero a que brille por sí mismo: que se quiera, que se valore, que ame la libertad, que respete y sea respetado, que disfrute de la vida, en definitiva, que sea totalmente FELIZ.
Tu hijo es tu tesoro, haz a tu tesoro BRILLAR
Para conseguir que nuestro hijo brille, debemos educarle de manera acompañada y respetuosa. Para ayudarte, te propongo 28 frases diarias que te darán apoyo en este gran camino.
- Te quiero: es importante decirle cada día lo mucho que le quieres, y varias veces además. Le ayuda asentirse amado y a amar, es la base de su vida, de nuestra vida.
- Eres guapísimo: las frases que hacen referencia a su físico, potencian su seguridad y su autoestima,apoyando que se quiera tal y como es.
- Confío y confiaré siempre en ti: es imprescindible que sepa que, pase lo que pase, confiarás en él.
- ¿Qué tal el día?: preocuparte por el día que ha tenido, cómo le ha ido y qué ha hecho. Por supuesto, debes escucharle.
- Me encanta estar contigo: que sepa que te gusta estar con él, disfrutarle. Tengas o no otras preocupaciones.
- ¿Hacemos la comida/cena juntos?: compartir un rato en la cocina: charlar, cooperar, manipular los alimentos…es aprendizaje y es amor.
- Te adoro: que sepa varias veces al día, que le quieres extremadamente.
- Eres lo mejor de mi vida: que le quede claro que por muchas motivaciones que existan en tu vida, la mejor y más importante, es él, sin duda.
- ¿Nos lavamos juntos los dientes?: como te comenté en mi artículo sobre las rutinas, hacerlo con él es una buena manera para que integre estos hábitos y además, disfrute.
- Cuando más feliz estoy, es cuando estoy contigo: tu felicidad es totalmente proporcional a estar con él, tiene que saberlo.
- Por favor: no olvides pedirle a tu hijo las cosas educadamente y von voz tranquila. Eres su espejo, recuérdalo.
- Te he echado de menos: si has estado unas horas sin tu hijo, está bien dejarle claro que le has echado de menos.
- ¡Juguemos juntos!: compartir un rato de juego en común tiene múltiples beneficios, entre ellos: lafelicidad plena.
- Eres el mejor hijo del mundo: aunque hayan muchos hijos en el mundo, tiene que saber que es el mejor ( en el caso de más de uno, pues los mejores).
- ¿Has jugado con muchos amigos hoy?: interesarte activamente por su vida social y escucharle.
- Tienes unos ojos muy bonitos: dicen que los ojos son el espejo del alma, debe saber que los suyos son preciosos.
- He pensado mucho en ti: no has dejado de pensar en él aunque hayas tenido un día muy liado.
- Estoy muy orgullosa de ser tu madre y de que seas mi hijo: por supuesto, el reconocimiento y la seguridad.
- Eres un niño muy bueno: hay padres que no paran de decirle a su hijo lo mal que se porta y lo malo que es. Bien, esto no hace más que limar su autoestima y su autoconocimiento. No sólo no debes decirle eso, sino que debes decirle lo bueno que es todos los días, incluso en aquellos que pienses que se ha “portado” mal.
- ¡Cuéntame una historia imaginaria!: la imaginación es lo más preciado de los niños y en la mayoría de ocasiones, poco les dejamos usar. Fomenta esta herramienta con él, escucha y participa
- ¿Bailamos?: bailar durante unos minutos con tu hijo en cualquier momento del día, hará que se lo pase en grande y que disfrute realmente de un momento “diferente” contigo y le haga feliz.
- Eres lo más importante para mí: deben saber que hay muchas cosas importantes en la vida y hay que saber apreciarlas y cuidarlas. Pero sin duda, él es la más importante.
- Ven, vamos a leer juntos un cuento: no hace falta que sea antes de dormir, puedes escoger cualquier otro momento para leer un cuento y comentar la historia. Potenciarás vuestra unión, la imaginación, la lectura y el aprendizaje de la vida.
- Recojamos tú y yo los juguetes: si te preocupa que recoja de manera autónoma, bien, no te preocupes tanto y recoge junto a él, mantén ese contacto, esa aportación, esa colaboración que tanto reconforta.
- Eres muy listo e inteligente: desecha decirle a tu hijo que es tonto, pesado o que hace las cosas mal. Dile siempre lo listo e inteligente que es y lo bien que aprende. Importante para su evolución: seguray fuerte.
- Muchas gracias: no olvides agradecer a tu hijo en cualquier ocasión que se precie. Ellos se sienten bien y toman ejemplo.
- Te estás haciendo un chico muy mayor y con un corazón muy bonito: a él le gusta saber que estácreciendo, que poco a poco va convirtiéndose en chico mayor. Es importante que sepa que piensas que es buena persona y con buen corazón, esto potencia su autoestima y su seguridad ante la vida.
- Te protejo y te protegeré siempre: sentirse protegidos, reconfortados, cuidados, es importantísimo para todo su ser. Que no sólo lo sientan, sino que también lo escuchen.
http://www.edurespeta.com/28frasesimprescindiblesparadecirleaunhijodiariamente/
NOVIEMBRE
Siete de cada diez bebés de hoy trabajarán en profesiones que aún no existen
El incesante avance de la tecnología vaticina nuevos perfiles profesionales y diferentes modelos de formación
Noticia extraída de http://www.abc.es/economia/20140922/abci-siete-cada-diez-bebes-201409191727.html
OCTUBRE
10 ideas para mejorar las relaciones entre padres y profesores
Hace unos meses grabé una conferencia. A raíz de aquella ponencia, en el blog de SM Conectados elaboraron y publicaron una infografía con las 10 ideas para mejorar las relaciones entre padres y profesores extraídas de mi ponencia. La comparto aquí para que puedas leerla, descargarla y compartirla con tus amigos y conocidos:
CURSO 2013/2014
CONSEJOS ANTES DE UN EXAMEN
1. No ir con el estómago vacío al examen. Es aconsejable desayunar lo habitual y no tomar algo a lo que no estamos acostumbrados.
2. Llegar puntual al examen y escuchar atentamente las indicaciones del profesor.
3. Leer muy bien las preguntas del examen.
4. Comenzar por las cuestiones que le resultan más fáciles. Esto hará que afronte el examen con mayor confianza, seguridad, al mismo tiempo que optimiza el tiempo.
5. Cerciorarse que ha respondido a lo que se le preguntaba, con exactitud, coherencia y con una buena fundamentación.
6. Antes de pasar a la siguiente cuestión, repasar la respuesta.
7. Escribir claro, con una adecuada caligrafía, sin faltas de ortografía o de puntuación y con una adecuada concordancia entre las partes. Es importante que nuestro hijo se acostumbre a leer, al menos una vez su examen, antes de ser entregado.
Educar sin estrés
Referencias de Escuela en la nube (adaptado a mis alumnos/as)
Sentimiento de estrés, a veces se pierden los nervios, sentís perder los nervios o sentimiento de culpabilidad... A continuación os dejo estas claves para educar sin estrés y no dejarte llevar por la ansiedad. Son consejos y pensamientos que pueden ayudar en el día a día. Espero que os sirva y pueda resolver algunas preguntas.
- No permitas que el éxito escolar te obsesione. Tus hijos se sentirán presionados y tú con sobrecarga emocional. Subraya siempre lo que hacen bien. Por ejemplo, si han sacado mala nota en Lengua pero muy buena en Matemáticas, recalca esto último. Mejorarás su autoestima y allanarás el camino de su éxito personal. Si te quedas en lo negativo, les hundirás.
- Ponle metas alcanzables y acordes a su edad y a su personalidad. Casi todos los niños entre 6-8 años dejan de prestar atención más allá de 15-20 minutos. Apuesta por el tiempo de calidad porque, a veces invirtiendo poco se puede ganar mucho.
- El esfuerzo y la perseverancia son claves. Y esto vale tanto para el juego y el deporte como para la lengua, las matemáticas o el inglés. La felicidad de estar en la cima es directamente proporcional al esfuerzo que costó alcanzarla. Anímales sutilmente a seguir. Te lo agradecerán eternamente.
- No todos los niños son iguales y, por tanto, no aprenden de la misma manera. Unos tienen memoria visual y otros auditiva. Si están entre los primeros, potencia la lectura. Si entre los segundos, la escucha en clase y la repetición en voz alta. Sus puntos fuertes arrastrarán a los débiles.
- Si el momento de hacer los deberes se ha convertido en una pesadilla, establece rutinas, buscar un lugar de trabajo propicio, un mismo horario, realiza un descanso si trae muchas tareas y recompensa con premios de refuerzo positivo (no es necesario que sean premios materiales)
- Si le has dicho que le vas a castigar y luego no lo haces, pensará que no cumples tu palabra. Mantén tu posición y muéstrate firme aunque te cueste. Los límites son necesarios para su madurez. Y olvídate de los castigos imposibles que ni tú misma te crees, tipo: “Voy a apagar la tele para siempre”… Apúntate al realismo con un sencillo “esta tarde no sales” o “esta semana no tienes videoconsola”. Tú sabes, mejor que nadie, lo que les duele perder. Útilizalo sin actritud y no te olvides a la primera de cambio.
- Negociar te puede sacar de muchos apuros. Saca tu lado más diplomático. Cambia habitación ordenada toda la semana por sesión de cine el sábado, o mesa recogida a diario por un viaje a fin de mes. La recompensa les motivará y hará que se habitúen a la responsabilidad y el trabajo.
- Relaja las reglas el fin de semana y durante las vacaciones. Es un premio para todos y te lo agradecerán. Si los días laborables han llevado una dieta equilibrada, no pasa nada por que el sábado se abandonen a las patatas fritas y el refresco. Si no se lo prohíbes tal vez nunca tengan interés en ello.
- No puedes librar guerras en todos los frentes. Elige un terreno en el que no vas a bajar la guardia y muéstrate más relajado/a en los demás. Por ejemplo, reserva tus energías para su rendimiento escolar y sé más flexible con la alimentación, las horas ante el televisor o las salidas a la calle. O viceversa.
- No dejes que las pantallas entren en su habitación. Son amigas de la pasividad y el ensimismamiento. Colócalas en los espacios comunes. Evitarás que se aíslen y controlarás su uso. Si es necesario negocia: una hora de ordenador o televisión por una hora de deporte o actividad artística.
- No caigas en la tentación de dejarles navegar por internet antes de los 12 años. No están preparados y es como dejarles solos en la gran ciudad. En todo caso acompáñales y ayúdales a buscar. Aunque no lo sepan, te necesitan, estamos en una era digital.
- La casa es de todos pero su habitación es ¡suya!. Invítalos a tener colocadas colocar sus cosas o tirar lo que, en tu/su opinión, no vale. ¿Qué tal si les cedes una pared para que pinten y cuelguen lo que quieran? Será su espacio de expresión y libertad.
- El aburrimiento es un terreno abonado para la creatividad. Si tu hijo juega solo en un rincón, no le llames ni le busques rápidamente una actividad. No quieras rentabilizar su tiempo al máximo. La soledad enseña a sentir deseo, elaborar estrategias y desarrollar su imaginación.
- No pretendas que sean políglotas, artistas y unos grandes del deporte. Apuntarles a inglés, teatro, piano y fútbol puede ser demasiado. También necesitan descansar y aprender a gestionar su tiempo libre. La mayoría de expertos creen que es más importante que los hijos estén con los padres que cualquier actividad extraescolar.
- ¿Eres una gran lectora y deseas ardientemente que tus hijos también lo sean?. Deja que ellos escojan sus lecturas. Reserva siempre un lugar para ellos en la biblioteca, y comenta lecturas, tebeos, enciclopedias infantiles o revistas.
- Los niños se fijan más en lo que haces que en lo que dices. El clásico “predicar con el ejemplo”. Si te ven feliz en una exposición, un concierto o con un libro en la mano, ellos también querrán hacerlo. No juegues a ser la eterna profesora ni conviertas cualquier salida en una rigurosa visita pedagógica.
- Aprovecha cualquier momento cotidiano para abrir su mente. Las canciones de sus grupos favoritos son perfectas para aprender inglés; los viajes que hacéis en familia, para la geografía; los libros, para la lengua y la literatura; y las salidas al campo o visitas al zoo para conocimiento del medio. No todo está en los libros o en internet. Demuéstraselo.
- Con los niños es cuestión de método. De nada sirve que estés encima, atendiendo sus deberes. Dirige tus esfuerzos a que aprendan a planificar su tiempo. Así conquistarán (y disfrutarán) su autonomía.
- Enséñales a alejarse de vosotros poco a poco para evitar que un día huyan de repente. Que vayan conquistando su libertad poco a poco. Pueden ir adquiriendo rutinas de autonomía como ayudar a realizar la compra, llevarle un encargo al vecino/a,...Confía en ellos.
- Nunca te anticipes a sus preguntas y necesidades. Espera paciente a que lleguen y ofrece respuestas adecuadas. Muestra actitud de escucha y da una respuesta natural a temas que puedan resultar comprometidos.
Decálogo para incentivar
el estudio
Artículo adaptado de Escuela en la Nube
Las exigencias sociales y de importación de patrones que obligan a niños y adultos a ser los primeros en todo con frases como: “el segundo es el primero de una larga lista de perdedores”, son reflejo de una filosofía que en muchos casos es causante de problemas alarmantes como el abandono y el fracaso escolar. Por suerte, más allá de esta fijación competitiva en donde lo importante es ser el “mejor”, existen muchos padres que se preguntan cómo inculcar en sus hijos el hábito del estudio y del esfuerzo que son las claves para alcanzar una formación plena. Muchos profesionales coinciden en que la única regla es el incentivo. Y que a partir de ella se puede crear un decálogo muy útil para que nuestros menores afronten la ardua tarea de formarse con entusiasmo y seguridad.
1. El espacio de trabajo. Este espacio debe ser siempre el mismo, no importa si es la mesa de la cocina o su escritorio en la habitación, durante el tiempo de estudio es “su” lugar. Debemos tener en cuenta que antes de sentarse a estudiar cuente con todos los materiales necesarios a mano, que sea cómodo y que tenga el tamaño suficiente como para desplegar todos los útiles escolares que vaya a utilizar. Importante: durante el período de estudio, las radios, ordenadores, televisores y vídeo consolas deben estar apagadas.
2. Disposición y seguimiento. Quizás debido al ritmo de vida que llevan muchos padres este sea el punto más difícil. Muchas veces los horarios de los adultos no coinciden con el de sus hijos. Un truco que pueden seguir los que no están a las horas en que los niños hacen las tareas, es tomarse quince minutos para llamarlos por teléfono y preguntarles qué tal les ha ido el día, recordarles que deben hacer las tareas y acordar con ellos en que las revisarán y despejarán las dudas que haya en cuanto regresen a casa.
3. Conocer las limitaciones de los hijos. No todos los niños son iguales, algunos tienen la suerte de que con solo asistir a clase pueden perfectamente aprobar y además con nota, y otros, sin embargo, necesitan esforzase para llegar al aprobado, es importante conocer las limitaciones de los pequeños y estimularlos para superarse.
4. Refuerzo positivo. No sirve de nada premiarlos en función de las notas. Se debe tener en cuenta el esfuerzo realizado y el premio o el tirón de orejas tiene que ser en función de ese esfuerzo. Una de las premisas más importantes es que estas recompensas sean diferentes, no siempre de carácter material y por supuesto, de ninguna forma “automática”, porque si no, al final carecerán de ningún valor.
5. Interesarse por los temas de estudio. Está demostrado que los pequeños responden positivamente al interés de los padres por los temas de estudio, a ellos no les ayuda que solo nos preocupen sus resultados académicos y seguro que estos mejoran cuando los padres forman parte activa en la educación.
6. Fomentar la lectura. El interés por la lectura no es algo que se genere espontáneamente, el entorno de los pequeños tiene mucho que ver, para poder inculcar el gusto por la lectura es importante que los niños convivan en un clima de respeto y amor por los libros, pero además, es vital que cuenten con temas y niveles accesibles. De nada vale insistir con libros de divulgación científica a niños que adoran las historias de fantasmas o viceversa.
7. Estado físico y emocional. Esta es una de las causas más determinantes en el rendimiento escolar, por eso los padres deben estar atentos a estos factores. Muchas veces los padres, con la mejor intención, llenan a los niños de actividades que pueden repercutir negativamente en su estado físico. Las actividades extra escolares están muy bien, pero no hay que olvidar que para rendir hay que descansar, y que el juego es parte del descanso.
8. La regla de oro. La capacidad intelectual no lo es todo. Se tiende a pensar que si alguien es inteligente con eso es suficiente, pero está comprobado que jamás puede suplir la constancia y el esfuerzo que requiere todo proceso de aprendizaje, lo principal es inculcar en los pequeños la cultura del esfuerzo con el que seguro tendrán buenos resultados.
9. Aprender es divertido. Este es otro punto que requiere de un esfuerzo extra por parte de los padres. No hay duda de que el juego es lo que más motiva a los jovencitos de la casa, pero ¿quién ha dicho que no se puede aprender jugando? Quizás quitar tiempo al estudio formal para cambiarlo por juegos didácticos puede ser una gran fórmula para aquellas materias que les gustan menos, y una vez le empiezan a pillar el gustillo, decirles: “¿ves que aprender es divertido?”. Agudiza el ingenio.
10. Favorecer la autonomía. Aprender es un proceso tanto para hijos como para padres. No hay duda que en los primeros años escolares hay que estar más pendientes de las tareas y exámenes, pero también hay que saber retirarse a tiempo y esperar a que sean los niños -que ya se están convirtiendo en adolescentes- los que nos pidan algo de ayuda. Esto no quiere decir que nos despreocupemos (ni mucho menos) sino que pasemos a un segundo plano, si les inculcamos la cultura del estudio, a medida que crezcan aplicarán ellos solitos los métodos que les hemos enseñado.
CÓMO ENSEÑAR A PERDER
Tomado como referencia de Escuela en la nube
Quién no ha oído la frase “Este niño no sabe perder” y es cierto, muchos niños cuando juegan o compiten y no ganan reaccionan con pataletas o rabietas ante la frustración de no haber ganado, hay que ayudarles a gestionar la derrota y la frustración que conlleva, lo que mejorará su autoestima y le hará no rendirse en próximas ocasiones.
Estas son algunos consejos/pautas:
- No le evites la frustración. En ocasiones tendemos a darles todo lo que quieren para que no se sientan mal y esto es un error. No se trata de hacer que el niño o la niña lo pase mal, pero sí de que experimente la sensación. De esta forma no se dejaran sobrepasar por el sentimiento de frustración, aprenderán poco a poco a gestionar sus frustraciones y se enfrentaran a ellas, porque lo verán como un sentimiento normal.
- Déjale que gane de vez en cuando, que experimente ambos sentimientos. Es importante que además de experimentar la derrota, los niños y niñas experimenten la victoria. Y que aprendan a ganar sin ridiculizar y con deportividad.
- Dales ejemplo. Los pequeños aprenden más de lo que ven, que de lo que les decimos. Aprenden por mimetización de los adultos más cercanos. Cuando compitamos debemos mostrar una actitud deportiva tanto si ganamos como perdemos. Ni enojarnos, ni ridiculizar y mostrarle como ganamos todos por la diversión del juego, como aprendemos cuando perdemos.
- Pon limites a su enfado. Cuando el niño o la niña pierda y se enfade, debemos ponerle limites, no es bueno dejarle que grite, que patalee, que este de morros…no le des demasiada importancia al enfado del pequeño, responde a éste con sentido del humor. Explícale que hoy ha perdido, pero que otro día ganara, pero que si está enfadado no podrá disfrutar de otras actividades. Si le ayudamos a cortar su enfado, le estamos enseñando a gestionar su frustración y a auto controlarse.
- Hazle ver los beneficios de participar. Habla con ellos, emplea el sentido del humor cuando juegues con ellos. Ríete cuando te equivoques y pierdas. Enséñale que el objetivo es disfrutar en compañía de una actividad conjunta, que no se trata de ganar o perder.
- No alabes al ganador y ridiculices al perdedor, ni permitas que ellos lo hagan. Emplea tu ejemplo y corta esas conductas. En lugar de eso habla de lo bien que lo habéis pasado, de lo que habéis reído, de lo que has aprendido en un momento determinado del juego, de cómo lo harás la próxima vez, etc.
- Refuérzale cuando pierda y no se enfade. Cuando el pequeño pierda y no muestre un enfado, debemos reforzarle, continuar jugando con él, dejarle que elija otro juego y hasta ponérselo fácil para que gane en la siguiente ocasión.
- Enséñale a manejar la derrota. Transmítele la idea de que perder no es algo negativo. El fracaso es parte del camino, si entiende esto, no lo verá como una dificultad insalvable, aprenderá a manejar sus sentimientos de frustración.
- Educa en la perseverancia. En todo momento enséñale que la derrota no debe llevarnos al abandono. Que se gana más asumiendo una derrota y que podemos ser perseverantes y continuar esforzándonos para vencer en la próxima ocasión. Es fundamental que vean que si no alcanzamos una meta, esto no quiere decir que sea imposible lograrla. Debemos ayudarles a ver que paso para que no la alcanzáramos y que es lo que deberíamos mejorar o cambiar la próxima vez para superarnos.
- Muéstrale que un fracaso, que una derrota no es algo negativo, que es una oportunidad de mejorar, porque existe la posibilidad de cambio y de aprendizaje.
CÓMO DESARROLLAR LA CREATIVIDAD
Actualmente, el término creatividad ha dado mucho de sí, en muchos casos parece hacer referencia a una especie de “don divino” que sólo unos pocos privilegiados poseen. Lo cierto es que la creatividad en una de las potencialidades con la que todos nacemos. Sin embargo, como toda capacidad innata, es suceptible de los efectos del entorno. Es necesario ejercitar diariamente nuestro “músculo creativo”, hay crear ambientes estimulantes, abrir paso a la imaginación y dar permiso a las ideas “diferentes”, sólo así lograremos que ese potencial que llevamos dentro pueda expresarse.
Aunque la tarea puede parecer difícil es más sencillo de lo que parece. A continuación os dejo unas infografías que os puede ayudar a elaborar un plan de ejercicios.
10 consejos para el uso seguro de internet en
los moviles y tabletas en los niños
Los adultos se quejan de las dificultades que tienen para aprender a utilizar estos aparatos y para poder orientar a los menores en el bueno uso de los mismos. También creen, muchos de ellos, que los niños abusan de estas herramientas y se pasan el día y a veces la noche enganchados a ellas.
Para lograr que se haga un uso positivo de estas tecnologías y que no sirvan para enturbiar ni la educación de los menores, ni la convivencia familiar, creo que se podrían tener en cuenta los siguientes consejos.
1.-Antes de regalar una tableta o un móvil a un menor, hay que dejarle claro que no es un juguete, que el precio es alto y que es algo que debe cuidar al extremo. Ante roturas o extravíos es bueno que los menores participen en sufragar en parte (con un porcentaje de su paga) lo que cueste el nuevo dispositivo.
2.-No es buena idea comenzar comprándoles los móviles o tabletas más altos de la gama. Para el uso que le van a dar, hay móviles sencillos que cumplen perfectamente su papel y son mucho más asequibles. Además es bueno que aprendan a valorar el precio de las cosas. Por otra parte estos dispositivos se quedan obsoletos con relativa rapidez, de forma que comprando uno económico que esté bien, se siente mucho menos a la hora de reemplazarlo que cuando se invirtió mucho dinero en él.
3.-Para que los diferentes dispositivos puedan sincronizarse correctamente, hay que tener en cuenta el sistema operativo de los mismos. Si optamos por un iPhone, necesitaremos un iPad y un ordenador también de Apple. Esta es la opción más cara. Las más baratas la ofrecen diferentes marcas que integran el sistema operativo Android tanto en tabletas como en móviles. De hecho en España, más de un 70 por ciento del mercado ya es Android. Los móviles BlackBerry con su sistema operativo RIM han perdido mucho mercado porque cuentan con muy pocas aplicaciones respecto a los anteriores. Ídem con los móviles o tabletas que emplean Symbian o Windows Mobile.
4.-En las páginas webs de los centros de descarga de aplicaciones (Apple Store para Apple y Google Play para sistemas Android) los padres pueden buscar aplicaciones junto a los menores, informarse acerca de las mismas y determinar cuáles son las que resultan más aconsejable en función de la edad y de las necesidades que se instalen en los dispositivos móviles. Es importante leer en cada caso qué permisos se conceden a las diferentes aplicaciones porque algunas de ellas pueden poner en serio peligro la privacidad de los menores. Hay aplicaciones que geolocalizan al aparato (y por lo tanto al menor) y acceden tanto a la libreta de sus contactos como a sus fotografías.
5.-Las tabletas es mejor usarlas sobre todo en el hogar, como se emplean los ordenadores. La única excepción es que en el colegio se empleen, algo poco frecuente. Las tabletas no sirven para hacer los deberes, es decir, no sustituyen a los ordenadores porque además del poco espacio en disco duro del que disponen, la capacidad de procesar los datos (incluso de navegación) es mucho más lenta que con un ordenador. Son interesantes, para los menores, para acceder a aplicaciones educativas, por ejemplo de inglés, y también como lector de libros electrónicos. También para juegos desarrollados para aplicaciones móviles. Fuera del hogar además del poco uso práctico para los niños corren el peligro de caerse y romperse –son bastante frágiles- y también son susceptibles de ser robadas.
6.-En el caso de los móviles hay que tener claro que, aunque no dispongan de una tarifa de datos, la mayoría de menores acceden a Internet por medio de alguna Wifi.
7.-Respecto al control horario, la forma de evitar que los niños no usen el móvil por las noches es confiscarlo en el dormitorio de los padres cuando se vayan a dormir.
8.-Hay que tener cuidado con los antivirus que se instalan. Muchos de los gratuitos son inseguros. Se recomienda, en cualquier caso y por contra, instalar aplicaciones de bloqueo y localización de dispositivos móviles.
9.-Hay que prevenir a menores y adultos respecto a los mensajes sospechosos o maliciosos que se puedan recibir por los teléfonos móviles.
10.-Cuando los padres no sepan configurar, instalar y orientar a los menores respecto a estas herramientas es aconsejable que busquen ayuda externa. Puede ser de algún amigo o familiar con suficientes conocimientos.
10 reglas de oro para que nuestros amen la lectura
- Explicar y leer cuentos, desde bien pequeños, porqué de este modo les ayudamos a desarrollar su lenguaje y su imaginación.
- Ser un modelo a seguir, es importante que nuestros hijos nos vean leer de vez en cuando, ya sea el periódico, una revista o una novela. De este modo transmitimos el mensaje que la lectura es importante.
- Tener varios libros en casa adecuados a su edad, debemos tenerlos en un lugar donde ellos tengan acceso fácil y permites que escojan el que quieran cuando quieran. Pero nunca obligarlos a leer o mirar un libro si no quieren.Yo tengo algunos en un cesto en el suelo, los de imágenes para el pequeño y otros para el más mayor. Ninguno de los dos sabe leer, pero ambos desean mirar y hojear, mirar y preguntar … Está en tus manos despertarles el interés y la curiosidad.
- Llevar un libro siempre donde vayamos, ya sea cuando tengamos que ir al médico o a un restaurante, los niños se aburren fácilmente cuando tienen que estar esperando así que … haz que se entretengan leyendo, no hay una actividad mejor, pueden ser libros con imágenes, cómics, cuentos, …
- Dejar que nos lean a nosotros. A los niños les encanta que les prestemos atención, así que si les apetece leer un libro en voz alta y explicárnoslo … adelante, que lo hagan sin problema. Siéntate a su lado y permite que te lean su libro favorito, y si aún no saben leer no pasa nada, porqué eso indica que sienten mucho interés por la lectura, de este modo alimentan su imaginación y aumentan sus capacidades lingüísticas.
- Dedicar un tiempo diario a la lectura. No es necesario pasar una hora, pero si es así mucho mejor, lo importante es organizar, planificar y dedicar un momento diario para la lectura. Podemos hacerlo juntos, a la hora de acostarnos o bien durante la tarde, buscar un lugar cómodo y dedicar de 15 a 30 minutos a leer. Dependiendo de la edad de nuestros hijos podemos leer con ellos sus cuentos o libros o bien que cada uno de nosotros lea su libro o revista. Al finalizar podemos explicarnos qué es lo que hemos leído y qué hemos aprendido de nuestra lectura.
- Crear un lugar especial para la lectura. Relacionado con el punto anterior, podemos buscar un lugar en casa especialmente dedicado al tiempo de lectura, buscaremos un lugar cómodo y tranquilo, un lugar donde tengamos ganas de estar sin distracciones y con pocos ruidos.En este lugar podemos colocar todos los libros que quieran leer o los que ya han leído, revistas, cómics, material que creemos nosotros, …
- Crear material para la lectura. Nosotros mismos podemos crear nuestro propio material de lectura, no es necesario ser un escritor de éxito ni tener grandes habilidades. Dejarnos llevar por la imaginación es lo único que necesitamos.
- Siéntate con tu hijo e inventar una historia conjuntamente, si él no sabe escribir, hazlo tú por él, puedes recortar dibujos o imágenes de revistas y pegarlas, o que él dibuje ilustrando lo que estáis escribiendo, …
- Una vez finalizado, pídele que te cuente la historia o que la lea si ya es capaz de hacerlo.
- Es una actividad fantástica que recomiendo que pongáis en práctica de vez en cuando.
- Ir a la biblioteca de vez en cuando o visitar la sección infantil de nuestra librería. Deja que observen, toquen y hojeen. Despierta su curiosidad e interés por los libros que nunca han visto.
- Regalar libros. La próxima vez que le quieras comprar un regalito a tu hijo piensa en un libro, un libro es para siempre, promueve su curiosidad por el mundo, estimula la imaginación, amplia su vocabulario, organiza su mente, …
ESCUELA DE PADRES
Adjunto documento que hemos trabajado en la escuela de padres de esta tarde, hemos aprendido dirección del trazo, pautas de escritura... Se ha introducido algunas metodologías que se siguen en el aula: cálculo mental, rutinas de pensamiento... Gracias a todos por su asistencia y atención.
Consejos para elegir las actividades extraescolares
1º. Deben ser elegidas de manera consensuada entre padres e hijos. Que sean del agrado de los niños, pero también que los padres las consideren adecuadas.
2º. Las actividades extraescolares no pueden interrumpir algunas actividades necesarias para el niño. Por tanto, deben garantizar:
- Que el niño disponga de tiempo de libre disposición para jugar o entretenerse sin estar dirigido.
- Que se garantice un tiempo suficiente para dedicarlo a los estudios.
- Que se asegure un tiempo para que el niño pueda estar con sus hermanos y su familia.
3º. Como criterio general, no deben ocupar más de hora y media diaria y deben dejar alguna tarde totalmente libre.
4º. Las actividades deben favorecer la relación con otros niños y aspectos que se trabajan en menor medida en la escuela: el deporte, la música, manualidades, la informática, los idiomas…
5º. Los padres deben informarse de la actividad y quién va ser la persona responsable.
6º. No debe abandonar inmediatamente la actividad si el niño se lo pide. Hay que dejarles un tiempo para que se acostumbre a ser responsable y constante.
A IMAGEN Y SEMEJANZA
Merece la pena dedicar un 3 minutos a ver el video y reflexionar sobre lo que dicen y porqué no agradecer a nuestras familias el ejemplo de cómo ser padres/madres. Espero que os guste.
Juguetes en Navidad. Recomendaciones
Los juguetes que nos interesan no le gustan al niño y los que él prefiere, no los consideramos adecuados ¿Qué hacemos? En la educación de los hijos los padres son los que toman las decisiones, sobre todo cuanto más pequeños son. Esto no impide que los chicos no participen de algún modo en las decisiones que les afectan. En el caso de los juguetes, una de las condiciones que debe cumplir es que le guste al niño. Para el caso que plantean les aconsejamos:
- Revisen los juguetes que le ofrecen al niño para comprobar que cumple las características que hemos señalado en el curso, especialmente si son adecuados a su edad y capacidad.
- Una estrategia que resulta eficaz, es ofrecerle al niño una gama de juguetes entre los que elegir. Revisen la lista de juguetes por edades que se proponen y ofrézcanle varios de ellos para que él elija. -
- Compartan tiempo de juego con ellos y enséñenle a utilizarlos y divertirse con esos juguetes.
Otra pregunta que nos hacemos estos días y en general en relación con los juguetes de los niños/as es:
¿Somos capaces de controlar la cantidad de juguetes que reciben en navidades y en su cumpleaños?
Estamos de acuerdo en que el niño debe tener un número limitado de juguetes. ¿Pero cómo controlamos todos los que recibe en Navidad o en su cumpleaños, de abuelos, amigos y otros familiares?
Este es otro inconveniente habitual: que los hijos reciban de familiares y amigos muchos más regalos de los deseados y, en ocasiones, algunos juguetes inadecuados. En este caso los padres, pueden actuar siguiendo las siguientes pautas:
- Comuniquen a las personas de confianza su preocupación y su deseo de controlar los juguetes de su hijo.
- Sugieran a esas personas de confianza el tipo de juguete que puede beneficiar al niño, proponiéndole distintas opciones.
- Ofrézcanles a estas personas otras alternativas de regalo más prácticas como ropa, calzado, material escolar, libros, etc.
- Si en cualquier caso el niño recibe regalos que de manera evidente son inadecuados, deberían guardárselos para otra edad o simplemente deshacerse de ellos.
10 beneficios de las manualidades para los niños.
- Al igual que las demás personas los niños sufren y acumulan estrés, por medio de diversas manualidades para los niños estos se pueden desestresar, para así seguir con las actividades cotidianas de una forma acertada.
- La creatividad es un importante elemento que las personas requieren durante toda su vida, por medio de las manualidades los niños logran potencializar este instrumento, para que así toda la vida puedan realizar actividades de forma creativa que impacten a las demás personas.
- Por medio de las manualidades para los niños, estos podrán aprender de una forma más sencilla, podrán tener conocimiento tanto de un mundo fantasioso, como del real. Es importante desde muy pequeños motivarlos a hacer manualidades y elementos donde utilicen la creatividad.
- Las manualidades son una diversión apropiada para los niños, de esta forma ellos no estarán viendo todo el tiempo televisión o realizando actividades que no les deja nada positivo, al contrario los puede meter en problemas.
- Para muchos niños el concentrarse en una actividad mucho tiempo es un problema, por medio de las manualidades para los niños, estos podrán aprender a centrar su atención en una sola cosa de forma paulatina, para que así después puedan ponerle la atención necesaria a las clases.
- Por medio de las manualidades los niños trabajan el lado derecho del cerebro, lo que permite que en el desarrollo de sus vidas puedan ser creativos y ser buenos artísticamente hablando. Con el paso del tiempo pueden tener facilidad para todo lo que requiera de estética.
- La memoria es otra parte importante que se trabaja por medio de las manualidades, ya que los niños están pendientes de como hace las cosas su maestra o mamá para después realizar la manualidad ellos mismos.
- Para algunos niños la concentración en una actividad no es el único problema, también el poner cuidado es un reto un poco difícil. Por medio de las manualidades para los niños estos pueden poner cuidado a lo que les dicen para poder realizar la actividad de forma acertada.
- Si en el salón de clase los niños realizan manualidades estos van a tener contacto con sus compañeros, para que así logren desarrollarse en sociedad de forma apropiada. También si las manualidades se realizan con los padres se van a crear lasos de confianza y amor.
- Por último, por medio de las manualidades los niños aprender a tomar decisiones, ya que deben elegir los colores a utilizar y otros características que hagan de su creación algo único.
Es importante motivar a los niños a realizar manualidades, no importa que no sean grandes artistas, lo realmente importante es que se diviertan y aprendan por medio de esta práctica.